Capítulo 15

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Evan

Llegué al colegio y me tiré en la carpeta para dormir. Anoche no pude cerrar ni un ojo por pensar en Danica. No sé qué me está pasando y no sé por qué me sentí tan culpable de besar a Lucía, ni siquiera porque es su mejor amiga sino porque de alguna forma sentí que... ¿la traicionaba? ¿Cómo eso es posible? Ni siquiera estamos juntos.

La vi entrar al salón y tenía los ojos hinchados, como si hubiese llorado toda la noche. Iba a poner su mochila en la silla, pero se le cayó al suelo haciendo que todas las cosas dentro se cayeran también. Me levanté de mi sitio para ayudarla y ni siquiera me miró.

—Danica —le di la mano y ella se alejó—. ¿Estás bien? —asintió con la cabeza y se sentó en su lugar.

Regresé al mío y Michael llegó.

—¡Buenos días cabezas de basura! —gritó con ambas manos alrededor de su boca y lo miré—. No me gusta esa cara.

—Gracias hermano, tú también me pareces un asco —me dio la mano.

—No dormiste anoche, ¿no? —negué con la cabeza.

—No podía dejar de pensar en el partido de hoy —mentí—. Jugaré.

—¿Estás loco? —negó con la cabeza—. No hay forma.

—Me importa una mierda lo que tú, el doctor y mi mamá digan —reí—. Voy a jugar.

—Como quieras —se cruzó de brazos—. Cuando comiences a convulsionar en medio del campo no voy a ser el que te salve la vida.

—No me va a pasar nada —miré al frente porque la profesora ya había llegado.

Comenzó a entregar los exámenes de ayer y sentí nervios. Espero haber aprobado, sino me van a botar del colegio.

—Evan Radeguieri —me llamó y me paré de mi sitio—. Te felicito —sonrió y me entregó el examen.

—Se ha confundido de examen —se lo entregué y ella lo miró.

—Tiene tu nombre y apellido —rio—. Y también los garabatos de siempre —volví a mirarlo y volví a ver la nota.

—¿Saqué veinte? —asintió con la cabeza sonriendo—. ¡Saqué veinte! —alcé los brazos y miré a todos porque comenzaron a aplaudir.

Miré a Danica y sonrió. Regresé a mi lugar y Michael me quitó el examen.

—Nunca dudé de ti, hermano.

—Claro que sí, pendejo —reímos.

La clase continuó y no pude dejar de mirar a Danica ni un segundo. Tenía que agradecerle por este veinte. Sin ella no lo habría conseguido y ya estaría con mis cosas en la banca de la calle. Estaba dibujando algo en su cuaderno, solía hacerlo a veces. Miré a Derek y ni siquiera la estaba mirando. No entiendo por qué tanto molesta con que me aleje de ella y el no se acerca como debería.

—Deja de mirarla —susurró Michael y lo miré—. No seas tan obvio.

—No estoy mirando a nadie —reí.

—¿Puedes aceptar de una vez que te gusta? —justo el salón se quedó en silencio, todos voltearon a vernos y comenzaron a gritar como locos—. Por favor no me pegues.

—Date por muerto —dije entre dientes y la profesora comenzó a callar a todos.

Danica me miró y también rio. Michael pudo haber estado hablando de cualquiera, no solo de ella. De todas formas, ni siquiera la mencionó.

Terminó la clase finalmente y ahora tocaba inglés. Me paré de mi lugar y me senté al lado de Danica.

—Gracias por despertarme de esa aburrida clase de matemática —comenzó a reír y yo negué con la cabeza—. Me pregunto quién será la desafortunada esta vez de caer en tus juegos.

Una vida contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora