Evan
Miré a Michael que estaba quedándose dormido a mi lado y lo golpeé. Dio un salto del susto y reí.
—¿Esa es manera de despertarme? —me levanté del sillón y apagué el televisor—. ¡Oe!
—Hagamos otra cosa, es víspera de navidad —caminé hacia el fondo del departamento para ver por la ventana—. Quisiera ir a ver a Danica.
—¿Por qué no vas? —preguntó a mi lado.
—Está con su familia, no quiero interrumpir —alcé los hombros.
—Llámala.
—No le he comprado nada de regalo, no tenía con qué —suspiré y me apoyé en la pared.
—Te entenderá —caminó hacia su cuarto.
Caminé hacia el teléfono y cuando lo iba a agarrar, alguien tocó la puerta. Me acerqué y la abrí.
—¡Feliz navidad! —gritó Danica y sonreí, la cargué y le di un beso.
—Estaba a punto de llamarte —sonrió y cerré la puerta—. Me moría por ir a verte.
—Lo sé, por eso vine —sacó una bolsa de su cartera—. Cierra los ojos, tengo un regalo.
—No —reí nervioso, yo no le compré nada—. ¿No me lo quieres dar mañana? —rio negando con la cabeza y me tapó los ojos con sus manos.
—Lo voy a sacar de la bolsa —me quitó las manos y cerré los ojos, escuché el sonido de la bolsa y sonreí—. Ábrelos.
Abrí los ojos y era una foto de nosotros enmarcado en un cuadro.
—No puede ser —lo cogí mientras lo miraba y asintió con la cabeza—. Me encanta —la miré y sonrió—. Lo pondré en mi mesa de noche —la abracé y le di un beso.
Caminamos a mi cuarto y lo puse justo al lado de la lámpara que tenía.
—¡Me encanta! —sonrió emocionada y me abrazó—. ¿Si te gustó?
—Claro que si preciosa —la abracé—. Es solo que...—me miró preocupada y me rasqué la cabeza—. Yo no tengo un regalo para ti.
—Ay —rio aliviada agarrándose el pecho—. Me asustaste —me dio la mano—. No pasa nada mi amor, no tenías que comprar algo.
—Es que si quise —la miré—. Y lo haré, aún no ha terminado navidad de todas formas.
—No tienes porque... —rodó los ojos y la cargué—. Te extrañé mucho —la eché en la cama.
—Yo también te extrañé —sonrió y me besó.
Seguimos besándonos mientras estaba aferrada a mi cuello y yo le comencé a tocar la cintura.
—Me haces cosquillas —rio entre besos y le hice cosquillas a propósito—. ¡Evan!
—Perdón —reí y me eché a su lado.
Nos metimos debajo de la frazada después de que se sacó los zapatos y se echó en mi pecho. Comencé a sobarle el cabello mientras veía el cuadro y sonreí al recordar ese día. Es la foto del día de su presentación de ballet. Su foto favorita, según ella.
—Qué bueno que me escape de mi casa para venir.
—¿Cómo que te escapaste? —la miré.
—Mi abuela me tenía secuestrada —rio—. Me hiso elegir la receta que prepararíamos de ensalada, del arroz y también de las galletas.
—Qué rico, Michael y yo no hemos preparado nada —reí y se levantó de mi pecho mirándome.
—¿Cómo te sientes respecto a tu familia? —con sus dedos, comenzó a jugar con mi barbilla—. ¿Extrañarás pasar navidad con ellos? —reí y negué con la cabeza.
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Una vida contigo
Подростковая литератураEvan Radeguieri, un chico de 18 años tiene que luchar con los cambios de su último año escolar. Con un pasado complicado y un futuro desconocido, conoce a la chica de sus sueños y la vida parece tener un sentido distinto. Fan page en Instagram: http...