Evan
—Déjaselo al experto —empujé a Michael que llevaba media hora peleando con el cierre de su maleta.
—Estaría de mal humor, pero...—me miró y se lanzó sobre mí—. ¡Nos mudamos hermano! —reímos y cerré la maleta.
—Hay que entrenar, ya te quedaste sin fuerza —rio sarcástico.
—¿Lo dices por ti? Yo entreno todas las semanas —cogió las maletas y las comenzó a sacar del cuarto.
—¿Qué entrenas? ¿Los brazos o el pene? —reí y negó con la cabeza.
—Me estoy mudando con un niño de ocho años —cerró la puerta una vez que salí—. ¿Cómo Danica aún sigue contigo? —sonreí y alcé los hombros—. Seguro por eso se fue a la playa con su abuela, para tener un descanso de ti.
—Seguramente hermano —le golpeé la espalda y fui por mis maletas.
Bajamos las escaleras y nos despedimos de Lidia, la señora de limpieza y la que nos cocinó y soportó durante tres meses. Extrañaré esta casa, aquí Michael y yo crecimos juntos. Ahora empezaremos otra vida en el departamento. Aún no me ha preguntado acerca de la universidad o algún trabajo, pero sé que pronto lo hará. Es típico de él.
Subimos las cosas al carro y me asusté pensando que no iba a entrar todo. Nos subimos nosotros y Michael puso música a todo volumen, como de costumbre. Me va a dejar sordo. Bajé el volumen y me pegó en la mano.
—¿Estás sordo? —se puso el cinturón.
—Cállate y disfruta de esta canción que es oro puro —subió más el volumen.
Arrancó y me di cuenta que ni siquiera estaba triste por dejar su casa. Supongo que era porque la mayor parte del tiempo se la pasó solo, aunque su infancia fue muy feliz aquí. Da igual, es Michael, estará bien.
Vi mi muñeca y sonreí al ver la pulsera que Danica me dio antes de irse a la playa. Para que no me extrañes tanto y me recuerdes. Aún tengo esas palabras grabadas en mi mente y más el beso que me dio después. Ha pasado un día y ya la extraño, quería que estuviera aquí para que viera el departamento, pero estoy feliz de que se haya ido a la playa, se lo merecía más que nadie.
—Tenemos que ir a hacer compras —bajó el volumen de la radio.
—¿Qué compras? No tengo dinero —lo miré extrañado.
—Yo voy a pagar todo, ya te dije —rio—. ¿Qué tienes?
—Estoy algo tenso por todo lo que pasó con mi familia, ahora nos mudamos, se acabó el colegio...son muchos cambios —miré por la ventana—. A veces siento que no podré con todo.
—¿Dónde está el Evan despreocupado de la vida? —me golpeó la espalda—. No te preocupes por nada, ya encontraremos soluciones.
—Gracias hermano —sonreí levemente—. ¿Qué quieres comprar?
Michael se la pasó el resto del camino nombrando diferentes productos y yo empezaba a quedarme dormido.
Después de un rato llegamos al edificio. Es un buen vecindario, se nota por las calles limpias. No queda muy lejos de la casa de Danica, felizmente. Michael estacionó y bajamos del carro. Bajamos las maletas y abrió la puerta. Saludamos al señor de la recepción y subimos por el ascensor. No sé cómo entraron las maletas, el ascensor no es muy grande.
—Hemos llegado —Michael sacó la llave de su bolsillo y cuando llegamos al piso seis, las puertas del ascensor se abrieron y bajamos de él.
Michael abrió la puerta del departamento y solté las maletas.
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Una vida contigo
Fiksi RemajaEvan Radeguieri, un chico de 18 años tiene que luchar con los cambios de su último año escolar. Con un pasado complicado y un futuro desconocido, conoce a la chica de sus sueños y la vida parece tener un sentido distinto. Fan page en Instagram: http...