Danica
Una vez en el carro, me cerré la casaca del uniforme que tenía puesta por el frío que hacía. Acomodé mi mochila a mi lado y me eché sobre ella. Di un gran suspiro al recordar que todo estaba un poco en orden de nuevo. Yo y mi pasión por querer organizarlo todo, incluso mi vida.
La semana pasada fue un desastre. El insomnio me venció. La noche en la que Evan se enteró de lo que hice, no pude dormir. Y las demás, después del beso de Romina y él, menos. No puedo creer lo molesta, triste, sola e incomprendida que me sentía.
Pensé que era una estúpida.
No sabía que creer. Sabía que el beso había sido robado, pero aún así tenía miedo. Tenía terror de intentarlo nuevamente.
El viernes en la noche, después de que Derek se comportara como un animal y le pegara a Evan, me di cuenta. Me gustaba demasiado como para olvidarlo, y no sabía si era algo imposible por el poco tiempo que había pasado, pero así se sintió.
Ayer después de lo que dijo en clase de inglés, lloraba de alegría y de miedo. Quería decirle que lo intentáramos, qué me moría por él, pero siempre estaba ese miedo de encontrarlo con una chica nuevamente.
Felizmente me queda un poco de esa Danica audaz, de la que hace las cosas con el corazón. Tomé la decisión de darle otra oportunidad, sin importar lo que los demás iban a decir o pensar. Me gusta realmente. Estoy enamorada de él. Tiene algo que me mueve por dentro, más que una canción o un libro. Me hace sentir viva. Me hace vivir cosas que siempre había querido vivir y no las había encontrado en otro lado. Y eso sólo significa que vale más que la pena intentarlo. Sé que nadie me creería, pero Evan es diferente y confío en él a pesar de lo que pasó, porque ahora sé que todo fue un malentendido.
Llegué al colegio y bajé del carro sin despedirme de Angela, ya que no hablamos hace días. Me despedí de mi papá y caminé hacia la puerta.
Recordé que Evan no me había llamado anoche después de su cita con el doctor. Después de recibir el golpe de Derek, era probable que el doctor le indicara otro mes de descanso...no quiero ni siquiera imaginar como se debe estar sintiendo si es así.
Al llegar al salón me senté en mi lugar y miré la puerta cada dos segundos hasta que lo vi entrar mientras hablaba con Michael. Salí corriendo del salón y me tiré sobre él. Escuché una risa de su parte y me cargó.
—¿Cómo te fue con el doctor? —lo miré y me dio un beso en los labios para luego bajarme al suelo.
—Tienes que saber que estaré bien, tiene cura lo que tengo —se puso serio y lo miré preocupada.
—Evan, no me asustes —me alejé de él.
—No te pases de imbécil, Evan —dijo Michael y Evan comenzó a reírse.
—¿Qué? —mi confusión se hiso notar con mi pregunta—. ¡Eres insoportable! —comencé a pegarle mientras reía.
—¡Estoy bien! —sonreí y lo abracé—. Puedo jugar el partido de hoy, ¿vendrás a verme?
—Después de esta broma... —me crucé de brazos—. Lo pensaré.
—Está bien —sonrió y me dio la mano.
Caminamos hacia el salón y se sentó a mi lado. Mientras esperábamos al profesor empezamos a jugar "michi" en mi cuaderno.
—No puede ser que hasta seas picona en esto, Danica —reí a carcajadas tirando la cabeza hacia atrás—. En fútbol te trepas sobre mi como un mono y me tapas los ojos, en charadas te pones las cartas más difíciles para que pierda y aquí borras mis equis, ¿qué sigue?
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Una vida contigo
Teen FictionEvan Radeguieri, un chico de 18 años tiene que luchar con los cambios de su último año escolar. Con un pasado complicado y un futuro desconocido, conoce a la chica de sus sueños y la vida parece tener un sentido distinto. Fan page en Instagram: http...