Capítulo 47

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Evan

Al abrir los ojos me encontré con el cuarto lleno de globos. Sonreí y al ver hacia al frente estaban Danica, Michael y Lucía con grandes sonrisas esperando a tirarse encima mío.

—¡Feliz cumpleaños! —gritaron al unísono mientras reíamos.

—Gracias —me arreglé el pelo y le di un beso a Danica que no se había soltado de mi cuerpo—. ¿Cómo estás? ¿Estás mejor?

—Sí, ya me siento mejor —sonrió.

—No puedo creer que tengas diecinueve años hermano, estás viejo —dijo Michael.

—¿Están listos para irnos a la playa? —preguntó Lucía emocionada y todos asentimos con la cabeza.

Michael y Lucía salieron de mi cuarto y sonreí al verlos de la mano. Estoy muy feliz por ambos.

Volteé a mirar a Danica que tenía algo atrás suyo y la miré curioso.

—¿Qué tienes ahí, preciosa? —traté de quitárselo y negó con la cabeza.

—¿Qué es lo que más has querido este último mes? —reí.

—¿Una cámara fotográfica? —asintió riendo y la abracé—. Te pasaste —le di un beso en los labios y me entregó la pequeña caja.

—Hay algo más —dijo, ¿nerviosa? 

—¿Qué? —sonreí. 

—Cuando sacaste el papel que decía mi nombre, en la clase de inglés...cuando estábamos en el colegio —asentí con la cabeza dándole entender que sabía de qué hablaba—. Sabes que yo no quería hacer el trabajo contigo porque mi hermana me había literalmente amenazado con quitarme el habla si me acercaba a ti —suspiré y volví a asentir con la cabeza—. Jamás me arrepentiré de no haber cambiado de pareja.

—Ni yo —le agarré las manos. 

—El día que expuse sobre ti, faltaste y no pudiste escucharla —sonrió—. Estaba esperando el momento correcto para hacerlo —me soltó las manos y sacó un papel del bolsillo trasero de su short, lo abrió y yo me quedé embobado mirándola, sin creer lo que estaba a punto de hacer—. Durante toda mi vida soñé con ese príncipe azul del que tanto nos hablaban de niñas —sonreí, sabía que diría algo así—. Cualquiera diría que Evan con su semblante frío, su mala conducta y sus malas notas no es el candidato perfecto para serlo —fingí estar dolido y rio—. Pero yo creo que eso lo hace perfecto —dejó de reír y nuestras miradas se encontraron—. La persona perfecta para mí —sonreí—. Jamás me imaginé que alguien como tú llegaría a mi vida. Estoy enamorada de ti, perdidamente —se le quebró la voz y me acerqué a ella—. Lo supe desde el día que te vi. Cada cosita de ti me parece increíble, inigualable. Me haces sentir como si bailara todo el tiempo y cuando me besas, una melodía hermosa suena en mi mente. Amo tu cabello desordenado, tu alergia de cada mañana, la manera en la que muerdes los lapiceros cuando estás pensativo, tu pasión en cada entrenamiento y partido de fútbol, tu amistad con Michael, tu valentía, tus ganas de vivir al máximo... —los ojos se me llenaron de lágrimas—. Amo todo de ti —me miró—. Y te amaré muchos más, porque quiero una vida contigo. Por siempre —sonreí tanto que me empezaron a doler las mejillas—. Feliz cumpleaños mi amor —la abracé al instante y escuché una pequeña risa de su parte. 

—Te amo —la solté y me miró—. Te amo demasiado, tanto que me asusta —reímos y me sobó la mejilla.

—Me das paz, Evan —pegué mi frente a la suya—. Eres mi lugar seguro, un lugar el cual no me quiero alejar nun...—le di un beso para callarla antes de que dijera esa palabra. 

Una vida contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora