pesadillas

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- !mira Biel! Las margaritas están floreciendo... a veces pienso que está flor era lo único que le gustaba a mamá, Oh parece el el té se enfrió y creo veo que no hay nadie cerca, que extraño... lo siento Biel ¿Podrías buscar a alguien para cambiar el agua?.

- Por supuesto señorita.

Biel con una sonrisa sincera y pura fue en busca de alguna mucama.

- hola, necesito que cambies el té de la señorita y ¿Sabes por qué no hay personal en el jardín?

- En seguida señor Biel, ¿No hay personas?, Eso es extraño.

Era la segunda vez que Biel había escuchado que era inusual, repentinamente sintió una ansiedad indescriptible y el frío recorrió su espalda.

- puede que no sean nada, pero deberíamos ir primero por la señorita Raquel, señor Biel.

- si...

Cuando Biel y la sirvienta se dirigieron hacia la cúpula dónde estaba Raquel comenzaron a llamarla cada vez más nerviosos.

- ¿Señorita?

- ¿Dónde está señorita?

Después de poco tiempo la sirvienta sintió algo húmedo en su pie, cuando bajo la mirada comenzó a gritar desesperadamente, casi desgarrando su garganta.

- !aah AAAAGH!

- ¿!Que ocurre!?

Cuando Biel bajo la vista encontró un gigantesco charco de sangre, la tela humedecida pertenencia al vestido que usaba Raquel en ese momento, Biel se agachó para tomar un trozo de esta para estar completamente seguro de que esa tela pertenencia a Raquel, paso horas mirándola fijamente con una mano en el rostro, la sirvienta hace tiempo ya había ido a contarle al duque, los caballeros ya se habían movilizado para tratar de encontrar al culpable pero Biel seguía inmóvil.
El charco se hacía cada vez más grande, ya no habían flores, ni un cielo o un paisaje. solo estaba en algún lugar donde la sangre subía poco a poco llegando a su cuello donde finalmente termino ahogándose.

- señorita... Usted a-ah ¿Señorita?, ¿Dónde está? Yo he vuelto, ¿Tarde mucho?, Porfavor perdóneme, no juegue así, es tiempo de regresar... P-porfavor salga, ¿Si?

Biel despertó exasperado y empapado en su propio sudor, había enterrado sus uñas en su propia carne y en sus brazos corría sangré.

- Otra vez...

Biel Blast, el segundo hijo de un conde, aún que no podía heredar el título podía tener una buena educación y una vida cómoda garantizada y sin embargó era un niño aburrido. A la edad de 8 años lo único que complacía a Biel era entrenar hasta al cansancio así que pensó que era lo que estaba destinado a ser, un caballero y esa idea lo llevo a querer ser el mejor, el primero en algo.
La noche en la que Biel cumplió 10 años comenzó a tener este sueño, año tras año, el mismo día y eso nunca cambiaba.

*******

- ¿Entonces, pasaste?

- así es padre, oficialmente soy un caballero de la casa Gaos.

- whoaa !eso es increíble Biel! Felicidades

- Gracias madre.

- es una buena oportunidad, quizá tengas la suerte de conocer a la hija del duque, si no mal recuerdo solo se llevan cuatro años.

- !quizá al ver a mi encantador hijo termine enamorándose!

- haha, detente madre.

- Recuerda escribir regularmente y volver seguido.

- por supuesto, el cochero está esperando me voy.

- Hasta pronto hijo *snif*

- mantente saludable.

De esta manera Biel partió hacia las tierras de Gaos.
Instruyendo a los novatos el capitán daba su discurso.

- bueno, no planeo tardar demasiado explicandoles cosas que aprendiendo en la academia pero déjenme recordarles si no son capaces de proteger a su maestro, o dar su vida por el, no son nada más que escoria a un paso de su tumba. La cabeza de esta familia, el duque Ethan, su esposa la duquesa Rebeca y la señorita Raquel...

(!!Raquel!!, !Ese nombre!.)

- para ustedes ellos son lo mismo que un dios, así que si no son capaces de soportar la rutina de este lugar tendrán que largarse a las faldas de sus madres, no hay espacio para la debilidad en este lugar.

Semanas después Biel ya se había acostumbrado a rutina en la mansión Gaos y apesar de trabajar durante todo un año cambiando turnos al rededor de toda la mansión nunca pudo mirar el rostro de Raquel, hasta su décimo cuarto cumpleaños. La duquesa había solicitado específicamente a Biel Blast para ser el escolta de Raquel.

- Como decía, mi hija no ha tenido ningún escolta personal puesto que nunca a salido sola de la mansión. apesar de ser joven tus logros no pueden ser ignorados, así que espero que puedas servir a Raquel.

Colocando su mano derecha en su pecho, con elegancia se inclino hacia Rebeca.

- No la decepcionaré su excelencia.

El no podía negarse y tampoco estaba dispuesto a hacerlo, finalmente podría aclarar todas sus dudas y asegurarse de que la Raquel de sus sueños no era la misma que la hija del duque.

Saliendo por el camino de pilares en el jardín, desde la distancia se escuchó un llamado familiar por lo que naturalmente Biel dió la vuelta para comprobar el origen de este.

- !Mamá! Si sigo entrenando con papá realmente voy a morir, !sálvame porfavor!

En cuanto Biel vio el rostro de Raquel rápidamente cubrió su boca con su mano sus ojos se habían agrandado por el asombro y  tratando de soportar su propio peso para no caer trato de mantener el control... era ella, la Raquel de sus sueños era la misma. cientos de sentimientos desconocidos comenzaron a inundar su pecho y su respiración se había vuelto irregular. Era exactamente igual, en apariencia, voz, estatura parecía que los sueños que había visto eran en este tiempo exacto, su respiracion exaltada  comenzaba asfixiarlo.

Si su sueño era una premonición o una coincidencia eso ya daba igual, Biel ya estaba decidido a no fallar está vez, sea como sea había decidido dedicar su vida a la casa del duque Gaos, solo que ahora solo planeaba proteger únicamente a Raquel, Parecía que la maldición que lo había perseguido hasta ahora en realidad era una bendición no solo para salvar a esta persona si no a si mismo con ella.

- ah, lo siento...parece que Raquel se siente más cómoda con el señor Zach así que podrás seguir con tu trabajo normal, lamento haberme precipitado.

- ¿Eh?, Pero su excelencia yo...

- ah... Estoy algo ocupada, Entonces hasta luego.

!No Moriré Por La Protagonista!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora