Sympathy for the devil ━━ [Finalizado] 《6》

48. Ámame, sólo una vez más... (Borrador)

—No tienes que alimentarme en la boca, puedo comer sola, ¿sabes?

—Calla y come todo lo que queda en el plato —dijo Doflamingo con un suave y gentil tono de voz. Él estaba sentado sobre la orilla del colchón, dándole pequeños bocados—. Ya es hora de tu pastilla. —puso el plato a un lado y tomó el frasco correspondiente, colocó el medicamento en la boca de (Tn) y le dio un poco de agua.

—Doflamingo, llevas cinco semanas sin despegarte de mí, ¿no tienes negocios y concubinas que atender?

—Tú eres más importante que cualquier asunto, y no tengo concubinas, lo sabes bien. —volvió a tomar del plato y la cuchara.

—Baby-5 o Giolla-san podrían acompañarme, no es necesario que pases tu día a mi lado.

—Dijiste que podía estar cerca de ti cuando lo deseara. —le volvió a dar bocados de comida.

—Pero no pensé que sería todo el día, y tampoco durante tanto tiempo.

—Ya sé que te incomodo —especuló con gran pesar—, pero quiero ser yo quien te cuide, se los debo a ti y a mis hijos.

«Pero tu presencia duele Doffy-mingo. El no poder abrazarte y besarte... es difícil, sin embargo no puedo perdonarte». Pensaba al tragar grueso, aunque sólo bebía sopa. Evitaba verlo a los ojos, no quería que notara que seguía triste por él.

—¿Porqué le has ocultado a la lagartija sobre tu estado todas estas semanas?

—Es que no quiero preocuparlo.

—Creí que le contabas todo.

—No puedo decirle a Crocodile Tou-san que casi pierdo los bebés porque me peleé contigo. Si lo hago, preguntará el motivo, y si le respondo que me fuiste infiel con varias mujeres, ¿qué crees que pasará? —Le cuestionó enarcando la ceja y cruzándose de brazos.

—Yo... tenía planeado reconocer mis errores y hablar con él. Como hombre, debo asumir las consecuencias de mis actos.

—No —dijo al tragar lo último que Doflamingo le cuchareó de la sopa—, no quiero que se peleen, déjame manejar ese asunto a mí.

—Pero ardi...

—A propósito, gracias por las rosas. —Le interrumpió fingiendo desinterés—, pero no es necesario que me traigas flores a diario.

—Lo hago con gusto. —admitió al regalarle una tenue sonrisa.

—Ni todas las rosas del mundo harán que te perdone. —dijo muy seria.

—Lo sé, sólo quiero que sonrías al ver tu habitación llena de ellas. Me consta lo mucho que te gustan.

—Mn... —articuló al acomodarse—, Auch, ¡oigan cuidado! —se quejó al acariciar su panza—, esas son mis costillas, duele.

—¿Están jugando? —preguntó Doflamingo al tocarla. Ella reaccionó un poco huraña, y eso lo hizo sentir mal, sin embargo debía ser fuerte y continuar con su meta de ganarse su perdón—. Mi amor, ¿Recuerdas cuando casi nos veníamos de Sabaody, el día que te dejé con Crocodile?

—Sí, ¿qué con eso? —respondió de mala gana.

—Bueno, encontré algo que creo que has olvidado que tenías, estaba debajo de la cama. —sacó de su bolsillo, la ardilla de peluche que le había regalado en esa ocasión.

—Ah, sí. Yo la tiré, no quería nada tuyo cerca de mí. —respondió seria.

Si bien era cierto, la había dejado caer sin querer mientras dormía, y no pudo agacharse a recogerla ni le pidió a él que lo hiciera, pero no desaprovechó la oportunidad para hacerle creer que no le importaba, cuando en realidad no era así.