42. ¿Te he perdido ardilla? (Borrador)

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—Lagartija... —habló Doflamingo al llegar a la cubierta—, ¿necesitas ayuda? —inquirió un tanto burlón.

—¿Tú qué crees gallina desplumada? —encendió su habano y lo miró de manera soberbia—. Ya he acabado aquí. —se sentó sobre Roberts o lo que quedaba del cuerpo momificado de este—. Y asumo que tú también ya hiciste tu parte. —Doflamingo asintió serio—. Parece que la tuviste difícil.

—Mi habilidad de la fruta del diablo es Paramecia, yo sufro todos los daños físicos, ustedes los del tipo Logia lo tienen más fácil.

—Como sea... ¿estás bien? —inquirió al verlo moviendo sus dedos sobre sus heridas, estaba dándose primeros auxilios él mismo. Se cosía cada puñalada recibida, desde adentro.

—Estoy bien.

Crocodile lo conocía bien, eran años de rivalidad, por lo que sabía que el flamenco mentía. Sin embargo no quiso presionar con aquello, ya que intuía la razón por la que Doflamingo se veía de esa manera tan sombría y apagada. Bueno, no tenía que ser muy listo, él también se sentía como un completo inútil, su hija sufrió tanto y no estuvo ahí para impedirlo, otra vez le había fallado.

—Dime que le diste una muerte dolorosa.

—¿Por quién me tomas, lagartija? —le sonrió de manera soberbia, pero hasta en eso fracasaba en ese instante. Su ardilla había soportado malos tratos, temor, humillaciones... y se culpaba de aquello. Todo por ser quien era, ella resultaba siendo el blanco de sus enemigos.

—¿Nos vamos? Tus subordinados y los míos han acabado con lo suyo.

—Hundamos esta mierda antes que nada. —respondió muy serio.

De todo lo que pudo ser un enorme galeón con una tripulación de ochenta y nueve miembros, tan sólo quedaban restos de paredes de nieve enrojecidas por su sangre y los cuerpos de estos, vigas y un barco destrozado, casi hundido...

—Antes de que nos vayamos...

—No te preocupes lagartija... —dijo Doflamingo. Sabía bien lo que Crocodile iba a pedirle—, no la veré hoy de todas maneras. Estoy demasiado enojado con ella por el momento.

—También yo, pero a diferencia de ti, soy su padre... y te aviso que tendré que reprend...

—Haz lo que consideres necesario, no pienso intervenir en su relación de padre e hija.

Crocodile lo quedó viendo fijamente mientras inhalaba de su habano. En ese instante, Vergo, Mr.1 y Monet se reunieron a poca distancia, querían darles privacidad.

—¿Qué pasa? Parece que algo más te molesta...

Doflamingo miró hacia la luna, recordó ese día cuando estuvo con su ardilla en la isla flotante en Sabaody, le dolía el pecho al pensar en cuanto le aseguró y demostró esa vez, que siempre estaría con él, y que iba a amarlo sin importar qué, pero con su huida de Dressrosa... le había quedado claro que todo eso ya no era así. Algo cambió en ella, intuía que a lo mejor era por su embarazo y su decepción al aceptar que no podría cambiar las vidas de Crocodile y la suya. Tal vez sólo no quería que su bebé naciera y creciera en el mundo de la piratería. Fuera el motivo que fuese... algo había cambiado en su ardilla, y eso le estrujaba el corazón. Después de todo... siempre dudó que lo amara sin importar su maldad, sin embargo había algo que Doflamingo detestaba más que el hecho que (Tn) haya cambiado de parecer: ¿planeaba abandonarlo y llevarse a su hijo? ¿Lo apartaría de su lado así como si nada?

«Mi hijo es mío ardilla... aunque tu ya no ames al monstruo que reside en mi... mi hijo es mío».

—El maldito dijo que no le hizo nada. —respondió Doflamingo, evitando hablar de lo demás.

Sympathy for the devil  ━━  [Finalizado] 《6》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora