32. Mientras ella viva... (Borrador)

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—¡Maldito seas Crocodile! —masculló Doflamingo al caminar por el pasillo del subterráneo. Acababa de hablar con el doctor, y la información a medias que le había dado el moreno, por fortuna no era la desgracia que se imaginaba.

Sí, estaba aliviado porque su hijo y su mujer estuviesen bien, pero odiaba el hecho de que Crocodile no desperdiciara la oportunidad de molestarlo con algo tan delicado.

Y de eso se trataba la manera en la que Crocodile actuó, todo fue para saborear por un momento, la felicidad de hacerle pensar a Doflamingo, que debían posponer la boda porque (Tn) estaba muy débil. Y es que Crocodile aún no dejaba de fantasear despierto, la mera idea de raptar a su hija lo hacía sonreír, pero saber que sería un fiasco porque eso la haría sufrir, lo hacía abstenerse de cumplir ese deseo.

—¿Qué quieres flamenco inútil? —habló Crocodile, sin voltear a verlo. Estaba leyendo el periódico del día. Se encontraba tranquilamente sentado en un sillón cerca de la habitación de su hija.

—Por tu culpa creí que mi mujer estaba en grave, o peor... pensé que había perdido el bebé.

—¿Y porqué habría de perderlo, imbécil?

—Por el ataque al barco desde luego, debió ser brusco para ella.

—¿Quién crees que la cuidó, idiota? —cambió de pagina en el periódico, lucía muy sereno—. Como si fuese a permitir que mi hija sufriera daño alguno.

—Pero me dijiste que habían malas noticias y pensé lo peor. —reclamó parado frente a él.

—Pensaste lo que quisiste. Tan sólo quise hacerte creer que la boda debía suspenderse.

—Voy a casarme con ella te guste o no. —lo tomó del cuello de la camisa y lo levantó del sillón.

—Uggghhh... —rechistó Crocodile, para nada intimidado.

—Waka... —dijo el Doctor asomándose por la puerta, y tanto Crocodile como Doflamingo voltearon—. (Tn) sama despertó, pregunta por su papá y también por usted.

—Es obvio que iré yo primero —manifestó Crocodile al apartar a Doflamingo de un manotazo.

—¡Es obvio que no! —vociferó al alcanzar al moreno—. ¡Yo soy el prometido y el padre de ese embarazo, tengo más derechos que tú!

—¿Disculpa? —rechistó Crocodile—. ¡Es mi hija de quien hablas imbécil! —ambos se agarraron del cuello de la camisa, se veían listos para irse a los golpes.

—¡Pues es mi mujer, ya no es tu niña! Ella va a ser mi espo...

—¡Ganas de llevármela lejos no me falt...

—¡Señores...! —les interrumpió el doctor y ambos voltearon—. (Tn)-sama está delicada, su hipotensión le está afectando mucho y si llega a escucharlos va a molestarse, enfadarla es lo último que deben hacer.

Crocodile y Doflamingo compartieron una mirada, y ambos se soltaron del cuello a la vez, acomodaron su camisa y caminaron a un tiempo por el pasillo, con dirección a la habitación de donde el doctor se asomaba.

—Yo iré primero flamenco inútil.

—¿Qué te hace pensar que te dejaré ir primero, lagartija arenosa? —se volvieron a agarrar del cuello de la camisa, listos para intercambiar puños.

—Pueden entrar los dos, no veo el proble...

—¡Tú cállate! —le gritó el par al pobre doctor que sólo intentaba ayudar.

—¿Qué sucede aquí? —preguntó (Tn) asomándose a la puerta, se veía pálida y un poco ojerosa.

—Oh, Crocodile tu corbata está torcida... —observó Doflamingo, debía sonreír para disimular.

Sympathy for the devil  ━━  [Finalizado] 《6》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora