6. Lo que quieras (Borrador)

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Doflamingo había aterrizado unas pocas cuadras antes de llegar a la plaza, tenía que controlar su ardilla, quien estaba muy asustada y no había parado de gritar.
La sentó en una roca bajo la sombra de unos arboles de cerezo y se puso de cuclillas frente a ella.

—¡No quiero volver a volar!  —dijo alterada.

—Vamos, ¡no estuvo tan mal!  —habló Doflamingo entre risas y burlas.

—¡Moriré de un infarto! —exageró tocándose el pecho, su corazón latía muy fuerte.

—No  —Doflamingo frunció el ceño—. No te he dado permiso de morir, ardilla. —la tomó en sus brazos nuevamente y empezó a caminar en dirección al centro.
La gente saludaba al joven Shichibukai con mucho respeto, y otros parecían tenerle miedo. Pero lo que más le llamaba la atención a todos, era que Doflamingo cargaba una mujer en sus brazos, como si esta fuese algún tipo de títere o una muñeca viviente.

Por su parte, (Tn) se sentía rara al recibir tantas miradas. Doflamingo lo notó que ella se aferraba a su abrigo y se ocultaba dentro de él.

—¿Qué pasa mi querida ardilla? —preguntó sonriente. Ella iba a contestar que se sentía extraña, pero el rugido de un león en su estómago la dejó enmudecida. Al ver el sonrojo de la muchacha y ser testigo del alboroto en las tripas de la hambrienta criatura, Doflamingo comentó—: Tranquila, ya casi llegamos.

(Tn) estaba fascinada por todo lo que veía, tantas tiendas, lugares elegantes llenos de personas que lucían muy finas y distinguidas. La estructura de los edificios era tanto artística como rústica.

—¡Este lugar es bellísimo!  –musitó encantada.

—¿Te gusta? —Ella asintió.

Pocos minutos habían pasado cuando Doflamingo entró a un lujoso restaurante, donde fue recibido y tratado como si fuese el Rey de esa Isla. (Tn) sabía que Él era un pirata renombrado, pero no había atestiguado lo que en verdad implicaba que Él fuese tan conocido y respetado.
Seguidamente fueron llevados a su mesa en un área VIP y se les dio el menú. Al acomodar a su mascota en la silla para luego Él tomar asiento habló con el Gerente que lo atendía personalmente.

—No quiero molestias de ningún tipo.

—Como Usted desee, Doflamingo-sama. —respondió aquel hombre.

Inmediatamente toda esa zona fue cerrada al público y no había nadie más que el Joven Shichibukai y su acompañante.

(Tn) veía a su alrededor, y grababa en su mente cada detalle de aquel lugar, así como lo había hecho desde que llegaron a la plaza. Estaba más que encantada con todo lo que había conocido, pues nunca había salido del pueblo donde ella vivía, y a pesar de que la isla de donde provenía era hermosa, no se podía comparar a lo que había visto con sus ojos ese día. Su primera vez fuera de su pequeño mundo y fuera del barco de Doflamingo, estaba siendo de lo mejor.
Muy sonriente y animada, tomó el menú y parecía confundida por todo lo que leía, no tenía ni la más mínima idea de cómo pronunciar los complicados nombres de cada platillo y mucho menos, qué era cada cosa.

—Doffy...  —musitó avergonzada. Él sonrió entendido de la situación, y muy pacientemente le explicó qué era qué.

—Come lo que desees ardilla.

Con el rostro iluminado por esas palabras, la mascota pidió de esto, de aquello y lo otro, siendo avalada por su amo, quien le estaba complaciendo los caprichos.

—¿Te gustó lo que comiste? —preguntó Doflamingo luego de finalizar con los alimentos. Ella asintió muy feliz—. Okay, hora de irnos.

Pagó la cuenta, y tomó a su ardilla en brazos.

Sympathy for the devil  ━━  [Finalizado] 《6》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora