21. El cielo de las ardillas (Borrador)

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Iba desplazándose en las nubes, quería llegar hasta ese lugar donde pudiese tener la vista que deseaba mostrarle a su mujer. Sabía con certeza que le iba a gustar, además, esa brillante y gigantesca luna llena era perfecta para lo que deseaba hacer esa noche, una que sería la más importante de su vida.

Llegando a la cumbre del árbol mas alto, cogió impulso para subir aún más arriba...

—Doffy-mingo, ¿dónde me llevas?

—Te llevo a un lugar al cuál nunca he llevado a nadie.

—Pero Doffy, estamos muy alejados del suelo.

—¿Tienes miedo ardilla? —le preguntó con una risa maliciosa.

—¡Claro que lo tengo! —contestó mirando hacia el suelo. Hasta el árbol de casi cuarenta metros se veía como una miniatura—. Si caigo desde aquí, seré menos que puré al tocar el suelo.

—Jajaja ardilla, no dramatices, no es como si te fuera a dejar caer.

—D-Doffy, e-estoy... esto, n-no me sueltes.

—Sólo sujétate fuerte pero no tanto me vas a asfixiar. —dijo entre risas—. Ya casi llegamos, aguanta un poco más. —le pidió con una voz muy gentil. Él quería darle una bonita sorpresa a (Tn), pero al sentirla temblar con evidente miedo por la altura, se arrepintió un poco por hacerle pasar un mal momento—. Mi amor, no te vas a caer. Estás conmigo. —aseveró al sentir cómo le apretaba el torso con las piernas.

—O-okay. 

—¿No confías en mi?

—En ti sí, en lo que no confío es en mis brazos de fideo remojado.

—Jajajaja... ardilla ocurrente.

—Dime que ya llegamos...

—Sí, cierra los ojos.

—Okay.

—Y no los abras hasta que te diga que ya puedes abrirlos.

—E-está bien. —habló para nada convincente.

—Ardilla... —le canturreó Doflamingo—, si haces trampa no te daré tu regalo. 

—¿Regalo? —dijo muy emocionada.

—Sí.

—¿Se come?

—No... jaja tonta.

—¿Entonces...?

—Anda... cierra los ojos y no hagas trampa. 

—Está bien. —aceptó inconforme. En ese momento le apetecía algo de comer, pero sin duda atesoraría lo que sea que Doflamingo le fuera a obsequiar.
El rubio tocó suelo y la tomó de las muñecas para bajársela de la espalda. La pasó por encima de su hombro izquierdo y la colocó en sus brazos a la altura de su pecho. La observó y notó que ella aún tenía los ojos cerrados, dejó escapar una sonrisa al ver a su ardilla luciendo tan inocente mientras seguía sus instrucciones.

—¿Estás lista Ardilla?

—¿Puedo abrir los ojos ya Doffy-mingo?

—No... fufufufu no seas ansiosa. —dijo disfrutando de verla tan quieta—. Antes que nada... abrázame fuerte.

—¿Pero puedo abrir los ojos ya?

—Jajaaja no, aún no.

—Está bien... —dijo abrazándolo del cuello al ponerle su cara en el pecho.

—Ya casi, aún no abras los ojos. —la cubrió totalmente con su abrigo de plumas—. Un minuto más y estamos allí. —avisó al contemplar el final de la colina en esa pequeña isla flotante dentro de una burbuja. Esta no era una burbuja como el resto de las que producía la resina de los arboles de Sabaody, no esta era más resistente a cualquier cambio climático. Pero por razones desconocidas, no flotaba más allá de ese límite, ni se movía fuera de la extensión de Sabaody.

Sympathy for the devil  ━━  [Finalizado] 《6》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora