Sympathy for the devil ━━ [Finalizado] 《6》

52. Felicidad y angustia (Borrador)

Doflamingo y Crocodile se alarmaron por el aviso de Baby 5, ¿como que (Tn) estaba mal? ¿Porqué? ¿Qué pasaba?

Corrieron hasta donde ella se encontraba, ya siendo atendida por el doctor Burke, casi se atoran al entrar por la puerta a un tiempo.

—¡Ardilla!

—¡Burbujita!

—Doctor... ¿qué pasa? —cuestionó Doflamingo al acercarse a la camilla—, mi amor, ¿cómo te sientes? —le besó la frente, se preocupó al escucharla quejándose y respirar agitado.

—¿Qué sucedió? —inquirió Crocodile al tomarla de la mano.

—Joō-sama me ha informado que sus dolores de parto comenzaron hace unas horas, sin embargo no nos había dicho nada.

—¿Porqué no me dijiste mi amor?

—No quería preocuparlos.

—No debiste callar burbujita.

—Joõ-sama rompió fuente hace unos minutos —informó el doctor.

—¿Qué? —vociferaron Crocodile y Doflamingo al unísono.

—Lo sé, aún no es tiempo, pero los bebés están por nacer, por lo que les pido que guarden la calma o afectarán a Joō-sama. —se puso guantes para revisarla—, debo pedirles que salgan un momento.

—Quiero estar con ella —dijo Doflamingo.

—Yo también quiero estar con mi hija.

—Pero será incómodo para Joō-sama si la reviso delante de su papá.

—Volteraré. —le dio la espalda al doctor. Tomó de la mano a su hija y le frotó la frente, ella estaba sudando frío—. Todo saldrá bien mi amor, respira —le hablaba con gentileza mientras (Tn) asentía al verlo a los ojos, de alguna manera eso le ayudaba—, eso es... respira.

—Muy bien —dijo el doctor—, tiene diez centímetros de dilatación.

—¿Y eso qué significa? —preguntó Doflamingo sin soltar la mano de su esposa.

—Que es hora de pujar. Los bebés van a nacer ya.

Crocodile y Doflamingo tragaron grueso, si nunca en su vida habían estado muertos de miedo, ese era el momento en que finalmente experimentarían dicho sentimiento, aunque para Crocodile, esto era algo muy familiar puesto que ya lo había vivido.

Al pasar de las horas, (Tn) continuaba con su arduo trabajo sin poder lograr expulsar al primero de los bebés. Al menos Crocodile y Doflamingo estaban a su lado, sosteniendo cada uno, una de sus manos.

—Doctor, ya no puedo más, sáquemelos, ¡ya no puedo! —se quejaba sudando a mares.

—Respire Joō-sama, respire —le indicaba una de las enfermeras al secarle el sudor de la cara.

—Mina, trae los paños —le ordenó el doctor a la asistente—. Joō-sama, necesito que puje fuerte, veo la cabecita del bebé.

—Tú puedes ardilla, ¡tú puedes!

—Ánimo burbujita, ya casi, ¡da tu mejor esfuerzo!

—¡No puedo! —gritó al pujar mientras lloraba.

—Excelente... un poco más —dijo el doctor.

Lo próximo a escucharse fue un fuerte llanto, Doflamingo palideció, se encorvó al sentir marearse, el aire le faltaba. Al verlo tan raro, Crocodile se apresuró a sacudirlo y darle una palmada en la mejilla.

—¡Reacciona flamenco inútil! ¡Ya eres padre! —exclamó sonriendo por la emoción.

—Es un fuerte y saludable varón el primero en salir. —informó el doctor al cortarle el cordón umbilical, mientras que (Tn) lloraba sonriendo agitada—. Joō-sama, le presento al príncipe, su hijo. —lo puso frente a ella envuelto en una mantita azúl, el bebé lloraba como si no hubiese un mañana.