12. Extraña criatura (Borrador)

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A la mañana siguiente, Doflamingo despertó primero y observó dormir a su ardilla sobre su pecho. La miró y sonrió lleno de amor y alegría infinita por estar con ella.

—¡Buenos días mi dulce ardillita. —le saludó al verla abrir sus ojos.

—Buenos días, Doffy-mingo —respondió sonriente, dormitada, con una voz ronca.

—Jajaja "¿Doffy-mingo"? Jajaja... —le besó la frente—. ¿Mi pequeña tiene hambre? —preguntó al escuchar un extraño rugido. Ella se cubrió la cara y asintió con una fina risita de vergüenza—. Jajaja, supongo que tu salud mejoró

—M-me siento mejor. —dijo evitando verlo.

—¿Qué pasa ardilla? —Ella rodó del pecho de Doflamingo y se ocultó entre las sábanas—. Ardillaaaa, sal de ahí. —le pedía haciéndole cosquillas sobre la tela.

«Esto no puede ser verdad...»

Muerta en risas, pero sin ceder, seguía oculta. Y lo hacía porque no quería que la viera llorar. Estaba siendo tan feliz, que no quería arruinar el momento a causa de su debilidad emocional. Pero eso no duró mucho al ver a Doflamingo a su lado, bajo las sábanas, cara a cara con ella. No pudo contenerse al ver esos hermosos ojos que ella tanto adoraba. 

—¿Hey, no, no, no, mi amor, no... hey, no, ¿qué pasa? —cuestionó Doflamingo al verla deshacer su sonrisa para llorar. Estalló en llanto y él la abrazó. 

«¿Qué hice?» se reprendió a sí mismo en su interior.

—Doffy...

—¿Mi ardilla bebé, porqué lloras?

A la vez que se cubría la cara y lloraba, Doflamingo la apegaba más a su pecho. Le acariciaba el pelo y la espalda. Quería encontrar las palabras o las acciones adecuadas para aliviar lo que sea que la agobiara. Pero era un idiota que apenas había aceptado estar enamorado, y ese era el avance más grande que había hecho a lo largo de su vida. Aceptar lo que él consideraba ser débil, era una hazaña a totalidad. Porque así era como Doflamingo calificaba el amor, como una debilidad innecesaria. Y ahora que había caído en el juego del corazón que tanto había condenado, no sabía qué hacer para que su ardillita se sintiera mejor. En el fondo se responsabilizaba de las lágrimas de (Tn), porque estaba más que seguro que algo había hecho, y que ella lloraba por culpa suya.

—Doffy... —musitó con gran esfuerzo.

—¿Porqué lloras? ¿Qué pasa? —habló muy dulce.

—Me dijiste que me amabas...

–Sí, porque así es... te amo.

—Es que...

—¿Qué cosa? —la tomó de la quijada  y con mucha delicadeza la hizo verlo a la cara—. Habla conmigo, ¿qué sucede?

—Es que Doffy...  —lo miró a los ojos—. Yo también te amo y sé que lo sabías, pero no te lo había dicho.

—No mi amor —le sonrió muy tierno y le besó la frente—. No tienes que llorar por eso. Ya lo sabía, no hace falta que me lo dijeras con palabras. Tus ojos no me mienten. —la besó en los labios muy apasionadamente y la abrazó fuerte—. Gracias por amar a alguien como yo —dijo sonriéndole muy dulce y sincero.

—Doffy, tengo miedo.

—¿De qué? —cuestionó un tanto intrigado. No perdonaría a nadie que le intentara hacer daño, o que hiciera sentir mal a su inocente ardilla.

Sympathy for the devil  ━━  [Finalizado] 《6》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora