***
–¡Hola! –grito al abrir la puerta.
–¿Cómo te fue? –aparece mamá.
–Bien.
–¿Bien? ¿Solo así? ¿No la pasaste buenísimo ni te re divertiste ni nada de eso? ¿Solo bien? Que poco expresiva que eres, Jessica. –Niega con la cabeza.
No explotes, es tu madre, no le respondas mal, respira.
Control mental, es solo un nombre.
Un nombre que odio, pero un nombre.
Resoplo, poniendo los ojos en blanco y me dirijo a las escaleras.
–¿A dónde te crees que vas? Ven aquí, cuéntame cómo la pasaste, qué hicieron... –me dice, sentándose en el sillón. Dejo caer el bolso en el primer escalón, volviendo a poner los ojos en blanco, y me siento al lado de ella–. ¿Y? –insiste.
–Nos metimos mucho al lago, caminamos –me comí a Blake un montón de veces–, y eso. –Me encojo de hombros.
–¿Qué comieron? –sigue preguntando.
A Blake.
–Mucho pescado –digo, en cambio.
–¿Qué tal tu habitación?
–Bien.
–¿Era cómoda?
–Sí.
–¡Pero di algo! ¡Cuéntame tú! ¿Cómo puede ser que te tenga que preguntar todo? –me grita. La rutina de siempre que salgo.
¿Por qué no se me ocurre nada más que contarle y a ella se le ocurre de todo?
–Bueno no sé, no hicimos tanto. Solo el lago y caminamos y nos metimos al jacuzzi y nos tiramos por el tobogán de Blake y comí mucho langostino que estaba horrible y salimos en la lancha a ver delfines y había una vista hermosa desde mi cuarto y... nada más.
–¿Viste que puedes contar tú sola? –Me mira mal–. ¿Y cuál fue tu parte favorita?
Blake, la cocina, nuestros besos, la mesada...
–Los delfines –digo, sin dejar de pensar en lo otro.
–Bueno, me alegro. Ahora ve a pedir las tareas –da por terminado el interrogatorio.
Voy subiendo las escaleras y me cruzo con Chris, que me da un fuerte abrazo.
–Te extrañé, bebita. –Me aprieta contra su pecho.
–Yo a ti, tontito. –Le devuelvo el abrazo.
–¿Cómo la pasaste? –me pregunta cuando nos separamos–. Tranquila, yo no soy como ella, con un bien me basta –me dice, conociendo el paño.
Me río y asiento.
–Muy bien. –Le sonrío.
–Me alegro. Bueno, supongo que quieres dormir, o al menos eso es lo que yo quiero. Me desperté sólo para darte una bienvenida cálida y no como la que te iba a dar esa mujer, pero me vuelvo a la cama. –Me da un beso en la cabeza y va a su cuarto.
Yo hago lo mismo, cargando con mi bolso, el cual dejo sobre la silla del escritorio para desarmarlo cuando me levante. Por ahora, mi almohada es más importante.
[...]
Pasarme la tarde del domingo copiando las tareas no era lo que tenía pensado, pero no tenía otra opción. Cuando el lunes entro a mi clase de química –la única en la que no conozco a nadie– me acerco hasta el banco del profesor para preguntarle qué hicieron la semana anterior. Me pide que me quede en el recreo con él para que me explique, aunque habría sido más lógico haberlo hecho antes de la clase, porque de este modo no entiendo ni mierda de lo que está hablando.
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Solo Por Seis Meses (I)
Romance¿Qué harías si un día viene alguien y te dice que te irás al otro lado del país, donde no conoces a nadie, durante seis meses? Jessica Harris no se lo tomó muy bien, estaba acostumbrada a su vida tranquila y monótona. Pero no estaba en posición de n...