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Me miro en el espejo; la verdad es que no parezco de dieciséis. Llevo una falda iridiscente en colores azules con mucho, mucho brillo, y un top azul Francia que acentúa mis tetas. Agréguenle a eso el impresionante maquillaje que me hizo Brooke. Las chicas no están muy diferentes a mí, todas parecemos mayores.
Bajamos las escaleras y nos cruzamos con mamá. Salimos desde mi casa porque no hay forma en la tierra de que yo pise la casa de Brooke con Blake ahí, no todavía. Le dijimos a mi querida progenitora que vamos a una fiesta que hace alguien del colegio, y que luego nos vamos a la casa de Sammy. La última parte si es cierta.
–Pareces de veinte años –me dice mamá con una mueca.
Es la idea.
No le digo nada, solo la saludo con un beso. El chofer de Brooke ya nos está esperando afuera.
–No me gusta que vayan con chofer, me gusta saber a dónde vas.
–Sabes a dónde vamos.
–Sí, pero de palabra. Me gusta ver el lugar, llevarte yo.
–Bueno mami, ya es tarde, nos tenemos que ir. –Le vuelvo a dar un beso en la mejilla y me reúno con las chicas en la puerta.
–¡Pásenla lindo! –nos desea mamá–. Y no hagan cosas raras –agrega después.
–Tranquila, Señora Harris –asegura Brooke.
Cruzamos el umbral y suelto el aire que estaba conteniendo. Pensé que iba a terminar llevándome ella y tendría que haberla guiado a la fiesta de los viernes, en la que seguramente está Blake y no pienso ir.
Nos subimos al auto y partimos hacia la Universidad Estatal de California. El chofer se ubica perfectamente y llega a la fraternidad sin problemas. Es más grande que mi casa, tiene tres pisos, seguro por todas las habitaciones que tiene dentro para los que duermen aquí. La música se escucha amortiguada y salen luces de colores por las ventanas de la planta baja. Hay un gran amontonamiento de gente en la entrada. Brooke nos toma de las muñecas a Sammy y a mí y nos lleva hasta la puerta, ignorando la fila de personas que quieren pasar. Hay un universitario vestido de traje justo debajo del umbral, impidiendo el paso.
–¿Invitaciones?
Le mostramos los tres papelitos que me dio el pelirrojo.
–¿Identificación?
Levantamos los cartoncitos que nos consiguió Harper, esperando que no se fije mucho en ellos y que no descubra que son falsos. Se mueve hacia un costado y nos deja pasar. Cruzamos el hall de entrada y al abrir la puerta que da a la sala común, la música por poco no nos rompe los tímpanos. Brooke nos lleva directo a la barra que está junto a la pista de baile –en la que aún no hay nadie porque la noche recién empieza– y le pide al bartender algo que no llego a escuchar.
–Esto es bueno para que empieces –me grita sobre la música y me entrega el vaso.
–¿Qué es? –grito yo.
–No importa, solo bébelo.
–¿No es muy temprano para empezar a tomar?
–Nunca es temprano para tomar –apunta Sammy, dándole un buen trago a la bebida que ella pidió.
Decido hacerles caso. Después de todo, vine aquí a esto. Me mojo los labios con la bebida y el poco líquido que entra a mi boca me quema al bajar por mi garganta. Doy un sorbo más grande y siento el ardor aún más fuerte. Cierro los ojos y frunzo el gesto mientras las chicas se ríen de mí. Al tercer sorbo, logro distinguir un poco de gusto detrás del alcohol. No me gusta, pero sigo tomando cada vez tragos más largos hasta que me termino el vaso.
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Solo Por Seis Meses (I)
Romantik¿Qué harías si un día viene alguien y te dice que te irás al otro lado del país, donde no conoces a nadie, durante seis meses? Jessica Harris no se lo tomó muy bien, estaba acostumbrada a su vida tranquila y monótona. Pero no estaba en posición de n...