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Por una extraña casualidad, el chico de las fiestas está de viaje y no hay salidas esta noche. Por suerte, porque seguramente Brooke me habría hecho ir sin importarle lo que estoy pasando.
Cuando agarro el celular, tengo como veinte menciones en el diario, todas de suposiciones de por qué falté esta mañana. Hay una en especial que me habría dado risa en otro momento, ya que dicen que puedo estar embarazada y se preguntan si el hijo es de Nate o de Blake.
Despertarse con olor a pino es mucho más hermoso de lo que suena.
Me gusta más el olor a coco y miel.
Pensé que te habías tomado vacaciones, conciencia, o mejor, que te habías ido para siempre. Parece que me equivoqué. Y a mí me gusta más el pino.
No te engañes.
No me estoy engañando, tú me estás haciendo creer que es así.
Volviendo al tema, es hermoso despertarse oliendo a pino. Levanto la cabeza y Nate me está sonriendo.
–Buenos días –murmura, dándome un beso en la cabeza.
Les aseguro que por muy quietos que duerman todos, ninguno se ve tan hermoso como Nate apenas se levantan. Con el pelo dorado desordenado y despeinado y sus hermosos ojos café, no hay nadie que le gane. Y la voz grave y ronca casi me hace olvidar el por qué está aquí y el hecho de que en unas horas mis padres van a estar en el funeral de mi abuelo. Casi.
–Buenos días –respondo, también sonriendo–. Creo que es el primer sábado que me despierto en mi casa desde que conocí a Brooke.
–No, te despertaste aquí el día después de que nos pusimos de novios –me recuerda.
–Cierto, pero ese día no dormí más de dos horas –carcajeo.
Bajamos a desayunar –o más bien a almorzar– y volvemos a mi cuarto. No hacemos mucho más que el día anterior. Seguimos dándole a los chocolates y mirando el techo, aunque con alguno que otro beso intenso de por medio.
Esa noche Nate vuelve a quedarse y mis padres llegan al otro día.
Antes de acostarme llamo a mi abuela, pero no hablo mucho tiempo porque no deja de llorar, como es entendible.
El lunes, Nate pasa a buscarme, como hizo toda la semana anterior. Sí, tiene que pasar de largo de la escuela y después volver, pero por algo es mi novio.
Antes de que me baje del auto, me detiene agarrándome la mano.
–¿Es necesario seguir ocultándolo?
Suspiro y niego con la cabeza.
–En algún momento van a enterarse, ¿no?
Me sonríe y bajamos de la mano. Media preparatoria se da vuelta a mirarnos, y para no dejar ninguna duda, Nate se inclina y deja un beso en mis labios cuando llegamos a mi casillero y se va a su clase.
–Así que ya lo quieren hacer oficial. –Nick se me acerca.
–Con tal de que deje de estar embarazada –río.
–Ah, ¿no lo estabas? Puta, yo quería ser tío –bromea–. Sabes que nuestra victoria en el amistoso de la semana pasada va a quedar cubierta por noticias de ustedes dos, ¿verdad?
–Seguramente, pero ya estoy pensando dejar de mirar el diario. Inventan cada boludez que no me dan ganas de seguir leyéndolo.
–Pero si no lo lees te vas a quedar con la intriga de qué más pasa en la novela de tu vida. –Me sonríe como angelito.
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Solo Por Seis Meses (I)
Romance¿Qué harías si un día viene alguien y te dice que te irás al otro lado del país, donde no conoces a nadie, durante seis meses? Jessica Harris no se lo tomó muy bien, estaba acostumbrada a su vida tranquila y monótona. Pero no estaba en posición de n...