Capítulo 22

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***

JESSIE

Me despiertan los gemidos. Genial, la vez que estoy dormida cuando Ian llega, tienen que despertarme para que escuche sus gemidos igual.

Suspiro y salgo del cuarto. No tengo pensado dormirme en el pasillo, porque no quiero que Blake me lleve a su habitación, pero pienso quedarme sentada mirando el techo hasta que los gemidos acaben. Y cuando eso pase tengo que entrar antes de que a Ian y a Brooke se les ocurra en dormir en la cama.

Al rato se abre la puerta enfrente mío y sale una rubia. Me mira con el ceño fruncido y se va. A los pocos minutos sale Blake, pero me nota antes de seguir caminando a donde sea que estaba yendo.

–¿Te puedo hacer una pregunta? –le digo antes de que siga caminando.

–¿Además de la que acabas de hacerme? –Enarca una ceja y se sienta del otro lado del pasillo.

Como siempre, habría dado risa si lo decía otra persona.

–¿Por qué lo haces con tantas chicas? No creo que sea porque lo disfrutas, porque si fuera así lo harías más de una vez con todas, ¿o no? –pregunto.

Él traga saliva y mira el piso.

–Te conté que encontré a mi mamá muerta... desnuda –dice con dificultad y yo asiento–. Bueno, la imagen de su cuerpo se me viene a la cabeza cada vez que cierro los ojos. Y hace unos cuantos años se me ocurrió que, tal vez, si veía a muchas chicas desnudas, mi mamá iba a desaparecer. Pero sigue ahí.

–¿Y no lo haces más de una vez porque, una vez que viste a la chica y no te borró la imagen –No voy a decirle cuerpo– de tu madre, no vale la pena repetirlo? –insinúo y asiente–. ¿No crees que, tal vez, no sea el ver a muchas chicas desnudas lo que te va a borrar ese recuerdo, sino el encontrar a una chica que esté todo el día en tu cabeza de una forma en la que no le deje lugar a tu madre?

–No creo que así funcione. –Niega con la cabeza.

–Como quieras, yo solo daba una idea. –Me encojo de hombros.

Pasamos unos minutos en silencio, pero no de esos incómodos, sino esos en los que ninguno tiene nada para decir y ambos estamos bien con eso. Hasta que él habla.

–¿Quieres dormir en mi cuarto? –Señala la puerta de Brooke con la cabeza, refiriéndose a los gemidos que apenas se escuchan.

–Estoy bien, voy a esperar a que terminen y a... –Se me escapa un bostezo– volver a entrar.

–¿Segura? Creo que ya sabes que su sexo dura cerca de una hora, y te ves muy cansada –insiste.

¿Acaso él quiere que duerma en su cuarto?

–No, en serio, estoy bi... –otro bostezo– bien. –Enarca una ceja y suspiro–. Está bien –accedo–, pero solo porque tengo mucho sueño.

Me levanto y voy a su habitación. Esto se está haciendo rutina y no es algo que me guste.

A mí me gusta el olor a coco y miel.

A mí también, conciencia, pero no el hecho de dormir en su cama.

[...]

Algo le tengo que agradecer a la fiesta, me acosté después de las tres y no me levanto temprano, directamente me despierto al mediodía. Voy al cuarto de Brooke, me visto y bajo a tomar el desayuno. Cuando llego a la escalera miro hacia la parte del Señor Blake, la puerta que tiene el ascensor de comida. Hace mucho que no lo uso. Aunque tal vez no sea muy buena idea, teniendo en cuenta que tengo que hacerme una bolita para entrar y se me haría difícil con mis moretones. Bajo la escalera y entro a la cocina. Gracias a Dios no bajé en el montacargas, el Señor Blake está ahí.

Solo Por Seis Meses (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora