Capítulo 26

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***

Por mucho que Nate insiste en llevarme a la fiesta, Brooke termina ganando la batalla y me subo a su auto. Pasa la rutina de siempre cuando llegamos a la fiesta: Blake se va con cinco rubias y Brooke con Ian. Solo que esta vez no me quedo sola, ya que Nate se me acerca.

–La próxima no me va a ganar –me dice–, y yo voy a traerte.

Le sonrío y le doy un beso en el cachete.

–Malísimo –me sorprende Nick desde atrás. Tiene la manía de aparecer de la nada detrás mío–. Ahora no puedo buscar tus indirectas. –Hace puchero–. Gracias a Nate. –Se cruza de brazos y le pone cara de bebé enojado a mi novio–. A menos que...

–No, ni lo pienses. No vas a seguir haciéndolo y punto –lo corta Nate.

–Ugh.

Podrán deducir que es nuestro turno de quedarnos en el sillón lavándonos las tráqueas junto con las otras dos parejitas felices. No tengo ningún problema con eso, hasta que una mirada se posa en mi culo, el cual Nate está apretando en medio de nuestro chape. Decido ignorarla, pero entonces siento como si me quisiera atravesar. Quien sea que me está mirando está furioso. Tal vez porque quiere ser él quien aprieta mi culo mientras me come la boca.

¿Y si es una ella?

Suelen ser pibes los que les miran el orto a las mujeres, conciencia, excepto que sean lesbianas.

Pero entonces me acuerdo de algo. Solo hay una persona que siento las emociones que acompañan su mirada, y resulta ser la misma que siento solo algunas veces.

Blake es quien me mira el culo. ¿Qué pasa? ¿Te molesta que nunca vas a lograr esto conmigo? Empiezo a menearme contra la entrepierna de Nate, que está extremadamente dura. Siento como si en cualquier momento va a romper su pantalón. Mejor calmamos a su amiguito antes de que pase vergüenza. Me levanto y le extiendo la mano. Lo guío hasta una habitación vacía y bloqueo la puerta detrás mío. Lo empujo a la cama y me siento arriba suyo.

–Al fin solos. –Le sonrío antes de inclinarme y continuar lo que dejamos a medias en el living.

[...]

–Jessie –me llama Sammy cuando volvemos al living. Sé que hizo un enorme esfuerzo por no decirme Jessica y se lo agradezco–. Ven conmigo.

Se levanta del sillón y camina hasta el jardín conmigo siguiéndola.

–Acaso... ¿lo hicieron? En el cuarto. ¡¿Perdiste la virginidad?! – casi exclama, pero lo dice en un susurro.

–Ya quisieras. Solo le relaje un poco la–

–O sea, le hiciste una paja –me corta–. Malísimo, me habías ilusionado.

Me río y volvemos al living, pero antes de entrar nos cruzamos con nuestros amigos, que van hacia afuera. Los seguimos hasta el centro del jardín, donde se está formando una puta ronda de gente. No de nuevo, por por favor.

–¡Verdad o reto! –grita alguien y más gente empieza a unirse.

–Ni lo pienses. –Sammy me agarra del brazo un segundo antes de que salga corriendo–. Diviértete un poco y juega.

Pongo los ojos en blanco y me siento junto a Nate, de espaldas a la casa.

El juego es la cosa más aburrida del universo y casi me duermo en el hombro de Nate, pero justo se levanta para ir al baño. Estoy en el medio de un bostezo cuando me nombran y todos se giran hacia mí. No habría sido más incómodo ni estando en bolas.

Solo Por Seis Meses (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora