Capítulo 52

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Me miro en el espejo una última vez; el vestido me queda espectacular, llevo las sandalias Sarkani que me compró Brooke para mi fiesta de cumpleaños, mi cabello está atado en una cola alta de caballo muy tirante, y de maquillaje solo llevo rimel y un brillo labial. Por primera vez cambio las perlas de mis orejas por unas argollas de plata que me regalaron por mi cumpleaños y nunca usé, y las acompaño con el collar de Thomas. Me veo hermosa, es algo que debo admitir.

Antes de bajar las escaleras, me intercepta Chris. Me mira con cariño y me da un beso en la coronilla.

–Estás bellísima, no quiero imaginarme cómo te verás cuando sea tu graduación.

–Gracias, Chris.

–Jessie, sabes que no me gusta Blake. Nunca me gustó y ahora que cortaron y volvieron a estar juntos me gusta menos. Pero se te ve feliz con él, sé que me perdí gran parte de tu vida, pero nunca te vi tan sonriente como el último mes. Lo detesto por haberte hecho pasar un infierno estas semanas, pero ahora te veo alegre de vuelta, y mientras tú seas feliz, yo soy feliz.

No sé cómo tomarme lo que me dijo.

–¿Gracias? –Enarco una ceja.

Suelta una risita y me abraza.

–Ve, seguro serás la más linda de todas.

–Eso es un hecho. –Le guiño un ojo antes de pararme de puntitas para darle un beso en la mejilla.

Respiro profundo antes de bajar las escaleras. Cuando llego abajo, mamá me espera con el celular listo para sacarme una foto. Thomas aún no llega y agradezco eso, porque mi madre se enojó muchísimo conmigo cuando le dije que volví con él. Dijo que –citando sus palabras– estoy metiéndome en una relación tóxica de esas que cortan y vuelven cincuenta veces. No entiende el contexto, y tampoco voy a explicárselo. A este punto, me importa muy poco lo que ella piense.

Después de una sesión de quince minutos en la que me hace cambiar de fondo y de pose para sacarme cincuenta millones de fotos, el timbre suena y yo corro a abrir, pero mamá me agarra del brazo y me frena. Pongo los ojos en blanco y me giro hacia ella, sabiendo que se me viene alguna crítica o sermón.

–No corras a la puerta, Jessica. No estés tan desesperada por un chico que no vale la pena. Aún no apruebo que hayas vuelto con él.

–Que suerte que no es decisión tuya –murmuro entre dientes, pero con el volumen suficiente para que me escuche.

–¿Quieres que te prohíba ir al baile?

Suspiro y pongo los ojos en blanco.

Su expresión de asco cambia a una sonrisa radiante después de unos segundos.

Falsa.

Va a abrir la puerta y le da su más caluroso saludo a Thomas.

Hipócrita.

Él entra a la casa y lo observo de arriba a abajo. Lleva un traje hecho a medida de color negro. Su camisa también es oscura, pero su corbata es del mismo color que mi vestido. Sonrío ante el detalle. Su cabello está peinado hacia atrás, como siempre, solo que ahora los costados están rapados. Sus labios forman una de sus típicas sonrisas torcidas, mientras que sus ojos brillan de adoración al verme.

Una sonrisa de oreja a oreja colma mi rostro mientras doy una vuelta en mi lugar para que pueda admirarme. Da pasos largos pero lentos hacia mí y veo en sus ojos la clara intención de besarme, pero con las recientes peleas con mamá sobre este tema, prefiero adelantarme y darle un beso de mejilla contra mejilla antes de que pueda inclinarse sobre mí. Thomas me mira con el ceño fruncido, pero le doy una mirada que indica precaución.

Solo Por Seis Meses (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora