Capítulo 3

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***

Llegan las pizzas y los cuatro nos sentamos en el comedor. Mientras hablamos, me fijo en que Ian tiene la voz bien grave, y me imagino recibiendo un audio de él apenas se levanta, con esa voz gruesa ronca por el sueño... Pero no es muy probable que algo así pase.

–¿Qué van a hacer mañana a la mañana? –pregunta Matt.

–Yo voy a ir a correr a la playa bien temprano, así que cuando vuelva lo más seguro es que duerma –digo, haciéndolo reír.

–Yo voy contigo, y después podemos ir a desayunar a algún café. ¿No es más divertido que dormir?

–Nada es mejor que dormir, pero acepto.

Ian y Tyler no lo hacen. El primero pasará la noche aquí y, según ellos, van a estar hasta tarde jugando no sé qué cosa en la play y no tienen planes de levantarse temprano.

Momento. No contaba con que el vecino durmiera acá. ¿Y si me levanto a la mitad de la noche y me ve en pijama y despeinada?

Nunca estás despeinada cuando te levantas porque no te mueves, pero deberías preocuparte por el pijama porque es humillante.

No lo es, conciencia, pero lo mismo no debe verme en pijama.

–¿Jessie? ¿Me estás escuchando? –pregunta Matt pasándome una mano por en frente de los ojos–. ¿A las ocho te parece bien? 

Le sonrío y asiento.

[...]

Es la una de la mañana y no logro conciliar el sueño, no con el ruido de disparos que viene del cuarto de mi hermano. Dios, ¿no pueden bajarle el volumen a esa mierda? Agarro el celular y me quedo viendo Instagram. A los pocos minutos siento golpes en el vidrio. Corro las cortinas y abro la ventana.

–Te ví activa en Instagram, ¿no puedes dormir? –pregunta Matt y yo niego con la cabeza–. Yo tampoco.

Nos quedamos hablando al menos una hora, hasta que recordamos que nos levantamos temprano mañana y cerramos las ventanas.

Deben ser las cinco de la mañana cuando me despierto con la boca seca. Me levanto y voy a la puerta. Salgo de la habitación refregándome los ojos, por lo que no veo venir a Ian y choco con su cuerpo. Lleva puesto un bermuda medio bajo y se le ve el elástico del bóxer. Y está en cuero. Por Dios, está más bueno que Matt.

–Perdón, no te vi. Solo iba a tomar agua. –Le doy la espalda para resistir la tentación de bajar la mirada a sus marcados abdominales.

Él me agarra de la muñeca y me da vuelta lentamente. Al parecer tanto su hermano como él saben que están buenos y son muy confiados con eso como para que no les moleste que los vea así.

–Sería raro hablarle a tu espalda– me dice, sonriendo.

Dios, quiere matarme. ¡Qué sonrisa más perfecta! Y por otro lado, tal vez nunca reciba un audio de él con la voz ronca, pero sí lo estoy escuchando en persona, ¡y es mil veces mejor!

–Yo iba a lo mismo –apunta, sonriente.

Asiento con torpeza y señalo las escaleras.Bajamos y sirvo los vasos para ambos.

Una vez acostada, me quedo pensando. Si algo me enseñaron las películas, es que no tengo que mostrarle que me gusta. Podría hacerle entender que me gusta Matt –como estuve haciendo hasta ahora sin darme cuenta– para tratar de ponerlo celoso... Pero no, eso sería usar a mi nuevo amigo y no voy a seguir haciéndolo. Tengo que pensar en otra cosa.

[...]

Matt tiene la increíble idea de entrar con una cacerola y una cuchara al cuarto de Tyler esta mañana. Comienza a golpear la olla con fuerza provocando que el ruido despierte a nuestros hermanos. Me río a carcajadas mientras él les grita.

Solo Por Seis Meses (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora