Capítulo 41

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***

Escucho mí nombre algo confuso.

«Jess...»

Varias veces.

«Jess... Jessie»

Pero no logro tomar conciencia.

«No se despierta»

Escucho una voz grave, pero no sé quién es ni a quién le habla.

Me froto los ojos y los abro.

Estoy acostada en el sillón con la cabeza sobre el pecho de Thomas. Brooke está en frente mío con mi celular en la mano. El que hablaba era mi novio.

–¿Qué pasó?

Parpadeo varias veces para terminar de despertarme mientras me enderezo.

–Tu madre llamó para que vuelvas a tu casa. Traté de convencerla de que te quedes, pero dijo que tenías que volver con tus primas –dice Brooke–. Y quería hablar con vos, pero le dije que estabas en el baño. Sammy me dijo que si se enteraba que viniste aquí a dormir iba a matarte.

–Gracias. –Le doy una media sonrisa y me levanto algo mareada por el sueño.

–Yo te llevo. –Thomas se para junto a mí.

Toma las llaves de su escritorio y las reconozco, por desgracia.

–¡No, por Dios! –exclamo–. No me lleves en tu moto, no con este sueño. –Sacudo la cabeza con el gesto arrugado.

Vas a quedarte dormida, te soltarás de él y caerás, y yo me voy a reír.

Que buenas vibras, conciencia.

Él se ríe levemente y cambia las llaves por las de su auto.

–¿Feliz? –Me enarca una ceja.

Asiento repetidas veces, pero lento, aún sin abrir los ojos del todo. Tomo mí celular de la mano de Brooke y los tres salimos del cuarto.

–Quiero conocer a tus primas –dice ésta.

–Créeme, no quieres –interviene Sammy, que esperaba en el pasillo.

–¿Por qué no? Digo, ¿tan insoportables pueden ser?

–Por la cara que puso Jess cuando aparecieron en el campo y empezaron a hablarle, yo creo que sí –opina Thomas.

–Todo lo que ellas tienen es mejor a lo que tienen los demás. –Pongo los ojos en blanco mientras bajamos las escaleras.

–Bueno, yo fui así en una época –aporta Brooke.

–No les llegabas ni a los talones –asegura Sammy.

–¿Por qué crees que me fue fácil soportarte? –bromeo y le guiño un ojo.

Me empuja en juego, pero de todas formas me hace tropezar, culpemos al sueño por eso. Habría caído al suelo de no ser porque Thomas me sostuvo de la cintura, mandando un cosquilleo a todo mi cuerpo.

Una vez que me enderezo, le saco la lengua y ella me enseña su dedo del medio sonriendo falsamente. Le mando un beso con la mano antes de entrar al garage sin ellas. Con Thomas nos subimos a su deportivo negro y me pongo el cinturón de seguridad mientras él arranca y se aleja de la casa.

En el camino miro por la ventana los edificios y los locales que pasan a toda velocidad. En la radio empieza a sonar una melodía conocida y el conductor le sube el volumen y empieza a cantar suavemente la parte del hombre, Bradley Cooper.

Solo Por Seis Meses (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora