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Mi fiesta es de lo único que se habla esta semana. No creo que sepan que es por mi cumpleaños, pero todos saben que solo va gente popular y con plata. En el diario solo suben noticias de eso: las personas que van a ir y la ropa que van a usar.
La fiesta que el de último año hace todos los viernes sigue en pie pero, para mi suerte, Brooke y Sammy prefieren quedarse preparando todo para mi cumpleaños antes que ir a ponerse en pedo. No obstante, la primera nos invita a dormir, como de costumbre.
–¿Cómo vas a hacer con tus papás? –me pregunta Sammy, sabiendo que en mi fiesta va a haber mucho alcohol de buena calidad.
–Querían venir hasta que les dije que era algo chico y sólo con mis amigos, y que no iban a haber mayores. Y mamá quería ver el vestido pero yo sabía que me iba a matar si se enteraba que las dejé gastar toda ese dinero en un vestido para mi "pequeña juntada con amigos", así que saqué una foto de internet de un vestido sencillo y se la mostré. Me pareció raro que no insistiera en ver el vestido en persona, pero últimamente está muy distraída...
–¿Problemas con el trabajo? –insinúa Sammy.
–¿De qué trabaja? –pregunta Brooke, que escucha la conversación mientras da órdenes al servicio.
–Es abogada –responde Sammy por mí–. ¿No habrá perdido un caso, o algo?
–No lo sé, pero la prefiero así. Ya no es tan estricta y sobreprotectora y si es porque perdió un caso quiero que los pierda todos.
En eso, veo un delfín de cristal entrar por la puerta principal. Está sobre una superficie de madera con ruedas y dos hombres lo arrastran hasta el medio del salón, para preguntarle a Brooke dónde lo ponen.
–Brooke, ¿no es demasiado?
–Nunca es demasiado. ¿Sabes qué? Sube a mi cuarto y cuando bajes vas a ver lo hermoso que está todo, va a ser una sorpresa.
Me levanto del sofá, dispuesta a hacerle caso, pero vuelve a hablar.
–Ah, y pídele a Blake que baje, que lo necesito para algo.
Subo las escaleras y llego al cuarto de Brooke, pero algo me detiene cuando abro la puerta. ¿Qué tenía que hacer?
Menos memoria que Dory tienes. Brooke te pidió que le digas a Blake que baje.
Ah, cierto. Gracias, conciencia.
Voy hasta la puerta del otro lado del pasillo y la golpeo un par de veces con mis nudillos, pero no hay respuesta. Vuelvo a golpear, un poco más fuerte, y sigue sin responder. Abro la puerta, pensando que prefiere ignorarme o que está dormido, y me encuentro con que el cuarto está vacío. No está tampoco en su vestidor ni en su baño. ¿Dónde se metió y en qué momento se fu...?
Un golpe en la puerta me hace sobresaltar, como de un cuerpo chocando contra ésta.
–¿No podemos hacerlo acá en el pasillo? –pregunta una voz melosa de chica del otro lado.
–¿Y que suba mi hermana o sus amigas y nos vean? No, gracias –responde la voz de Blake.
Mierda, tengo que salir de aquí. No creo que le guste que haya entrado a su cuarto aunque haya sido para buscarlo.
–Bueno... pero... podemos... empezar... acá... y la parte... del sexo... adentro... –dice la chica y supongo que en cada espacio que hizo entre lo que decía le dio besos a Blake.
–Okey –accede él, por suerte para mí, porque me da un poco de tiempo para salir de ahí.
Pero, ¿por dónde? La única salida es la ventana. Si tiene una cornisa tal vez pueda llegar a la ventana del escritorio o de alguna habitación abierta. Asomo la cabeza y me sorprende encontrar una escalera enganchada a la pared que empieza a esa altura y llega hasta el techo. No sé por qué está ahí, ni si es segura, pero es mi única opción. Eso o enfrentar a Blake.
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Solo Por Seis Meses (I)
Romansa¿Qué harías si un día viene alguien y te dice que te irás al otro lado del país, donde no conoces a nadie, durante seis meses? Jessica Harris no se lo tomó muy bien, estaba acostumbrada a su vida tranquila y monótona. Pero no estaba en posición de n...