Hunting season

After

After: YuYang

Tuvo un día terrible.

La escuela estaba tornándose más pesada a medida que el semestre iba finalizando. Sumándole a eso, sus compañeros de equipo no le estaban ayudando mucho, así que delegó todas las responsabilidades a su amiga Eunbi.

Pensó que, cuando llegara a casa, se sentiría mejor. No fue así.

Sicheng estaba en celo y Taeil no llegaba aún, así que estaba de mal humor y algo agresivo, lo que no estaría mal si no fueran todos alfas. Y su único omega estaba teniendo el día más difícil en la infancia de su bebé. Taro no dejaba de llorar y él nunca hacía eso, pero sus pequeños colmillos estaban creciendo y, naturalmente, estaba irritado.

Pensó en refugiarse con Jaemin, pero él era quien más problemas estaba teniendo con Sicheng. Jaemin olía a vampiro, lo que ocasionaba que el instinto del mayor lo atacara en gran parte a él.

Y YangYang no sabía cocinar. Moría de hambre, pero quemó el único ramen que había en la casa y Hyuck lo regañó por hacer un desastre de humo y comida pegada.

Quería llorar. Se sentía horrible.

Desanimado y terriblemente agotado, caminó escaleras arriba y se dejó caer en su cama.

Ahora tenía una habitación para él solo, ya que Sicheng se había ido con Taeil, así que al menos tendría privacidad.

A los cinco minutos, recibió un mensaje.

Yuta  🧛🏻❤️

Tu casa huele a alfa, así que estoy a quinientos metros

Salió corriendo.

Tan pronto distinguió el Mercedes negro, corrió en esa dirección y no se detuvo hasta que estuvo dentro y casi encima de su novio.

– He tenido un día asqueroso –

– Lo sé – lo atrajo en un abrazo – fui a la escuela y ya no estabas. Eunbi me dijo que te habías ido temprano –

– Quería salir de ahí lo más pronto posible. Lo siento – dejó un casto beso sobre sus labios.

– Está bien, cachorro. Ten te hizo pasta. Vayamos a mi departamento y te alimentaré. No te preocupes –

El menor sonrió aliviado y asintió.

Luego de comer, se cepilló los dientes y tomó una larga ducha de agua caliente.

Se extrañó un poco cuando, al salir del baño, encontró ropa interior nueva y un pantalón de pijama.

Salió a la habitación y encontró la luz de ambientación encendida, las cortinas cerradas y a Yuta esperándolo junto a lo que parecía la estructura de un columpio.

– No es lo que piensas – rió ante la expresión del menor – voy a hacerte un masaje –

El otro asintió, caminando al pequeño banco que estaba al centro de las barras de metal.

El japonés tomó su brazo derecho suavemente y comenzó a hacer un agradable masaje con aceite que olía a eucalipto.

Luego de un rato, comenzó a hacer nudos alrededor de su antebrazo hasta una pulgada sobre el codo con una cuerda de algodón. Era extraño, por que él siempre usaba hilos de seda, pero tenía que admitir que la sensación suave era más amigable contra su piel.

Acomodó sus brazos hacia arriba en un ángulo de noventa grados y los sujetó a la barra superior de la estructura.

La posición no era muy cómoda y no podía moverse, pero el hecho de no estar cargando el peso de sus brazos le quitaba una gran tensión de la espalda.