Capítulo 20

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Despertó por el insistente golpeteo que escuchaba justo al lado de él.

No quiso abrir los ojos. La cabeza le dolía y se sentía ligeramente mareado. Además había tenido un sueño de lo más extraño.

Olfateó superficialmente.

No. No había sido un sueño.

Abrió los ojos lentamente y parpadeó un par de veces antes de girarse a ver al sujeto que estaba sentado junto a la cama donde descansaba.

Éste, que jugaba con una pelota de tennis, se giró a verlo.

En ese momento, otro sujeto más alto y lindo entró a la habitación, cargando con una bandeja de comida y algunas píldoras.

– Hey, por fin despiertas – saludó el recién llegado, estudiándolo fijamente.

– ¿Dónde estamos? – preguntó YangYang, con la voz enronquecida.

– En la enfermería – habló el que estaba sentado junto a él – es para Ten, pero te desmayaste y pensé que podía ser peligroso que te quedaras ahí solo, así que te traje para que te dieran asistencia médica urgente – ladeó la cabeza – ¿cómo te sientes? –

– Débil – admitió – y algo atolondrado –

– Fue una ligera contusión – explicó el más alto – ¿recuerdas su nombre? – preguntó señalando al que estaba en la silla.

El lobo asintió.

– Se llama Yuta –

– Correcto – sonrió aliviado – yo me llamo Jungwoo. Y no te preocupes, estás en buenas manos. Fui enfermero por muchos años así que sólo te daré una valoración y podrás irte a casa –

– Gracias – susurró – no tenían que hacerlo –

– No es problema – aseguró.

– También por defenderme – tragó con dificultad. La garganta le dolía mucho.

Yuta lo miró con cierta sorpresa.

Ah, eso.

– En verdad no quería entrometerme – rascó su nuca – iba a irme, pero vi que no estabas defendiéndote así que simplemente regresé y le di una paliza a ese estúpido – negó – no volverá a molestarte. No te preocupes –

YangYang se limitó a asentir otra vez.

Hizo ademán de levantarse cuando el japonés se apresuró a ayudarlo, para que se sentara sin lastimarse.

– Gracias – murmuró.

– No hay de qué – respondió a la vez que Jungwoo le entregaba la comida – come algo y después te tomas el medicamento, ¿si? –

– Ok – suspiró – ¿ustedes llamaron a alguien o... –

– Oh, no – se apresuró a negar el otro – ¿quieres que llamemos a Yukhei? –

– No – mordió su sándwich – van a preocuparse –

Jungwoo asintió, no del todo convencido.

– Como desees – se encogió de hombros – ahora tengo que ir a hablar con Ten para evitar que venga y se ponga histérico. ¿Estarás bien? –

– Sí – aseguró el menor, masticando despacio.

Sin decir nada más, Jungwoo terminó por asentir y se fue, dejándolos solos.

El silencio que se instaló entre ellos era extraño.

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