Hunting season

Capítulo 47

Kun llegó a casa esa tarde exhausto.

Era el único que trabajaba por que era el único que quería hacerlo. El resto eran unos perezosos que sólo gustaban de andar de fiesta.

Aún así, los quería mucho.

Sin esperarlo, se encontró con Jisung en la estancia.

Veía la tele entretenido, y sólo volteó a mirarlo para sonreírle antes de regresar sus ojos al frente.

– ¿Cómo te fue? – preguntó casualmente.

Kun sonrió. Era el único que siempre le preguntaba ese tipo de cosas. Esperaba que no cambiara con el tiempo.

– Bien – respondió con simpleza, sentándose en el otro extremo del sofá.

Jisung, como de costumbre, se arrastró hacia él y se acurrucó junto a su cuerpo.

– Tengo frío – se excusó.

– Claro – rió el mayor, escéptico.

Aún así, lo dejó quedarse.

No le molestaba la cercanía de nadie de ellos. Al contrario, le gustaba cuando eran mimosos, aunque fingiera que no.

– Ge – susurró, llamando su atención.

– ¿Sí? – dijo el mayor mientras comenzaba a acariciar su cabello.

– Tengo que confesarte algo –

Kun se tensó.

Por favor, que no fuera lo que pensaba.

– ¿Qué es? – preguntó como si nada.

"Por favor..."

– Sé lo que hiciste – dijo finalmente.

El mayor se detuvo en seco.

Tragó duro.

– ¿A qué te refieres? –

– Sé lo que le hiciste al lobo – levantó la mirada, encontrándose con la del otro – sé que la chica humana que salía con el vampiro era tu amiga, y que, cuando él la dejó para comenzar a salir con el alfa, ella te mintió para que te molestaras con él. Sé que hiciste que el lobo lo matara por que ella dijo que le había hecho cosas horribles – subió la mano a su rostro – sé que no fue tu culpa. Sé que nunca volviste a hablar con ella cuando te enteraste de lo que había pasado –

Kun desvió la mirada.

Sentía muchas cosas al mismo tiempo.

Primero, estaba muy molesto por que se suponía que Jisung no debía saber eso pero, por otro lado, era un alivio que no hubiera tenido que decírselo él.

Además, se sentía culpable al recordar lo que había hecho, pero no podía negar que le quitaba un peso enorme de encima el que Jisung dijera que no era su culpa.

Aún así, no le gustaba hablar de eso.

– Fue horrible, Jisung –

– Hey – llamó, haciéndolo girarse a él de nuevo – tienes que dejarlo ir. Tienes que perdonarte –

– Pero... –

– Todos merecemos una segunda oportunidad, ¿bien? – sonrió a medias – tú me diste una a mí, yo te estoy dando una a ti. Aunque no significa nada –

– Significa todo – sonrió enternecido – gracias –

– No es nada – suspiró profundamente, descansando la cabeza en el pecho del mayor – sé que no se termina aquí. Vas a seguir atormentándote muchos años más, pero no importa. Estaré aquí todos esos años – rió – lo quieras o no –