Hunting season

Capítulo 27

Jaemin estaba en su cama, tapado hasta la nariz y veía TV.

Eran las 12 de la madrugada. Sicheng, Taeil, Donghyuck y Yukhei habían ido a una fiesta y probablemente no volverían hasta el amanecer. Y eso por que Donghyuck debía descansar, si no, estarían de regreso hasta el lunes.

No podía concentrarse en lo que veía por que estaba pensando en el estúpido Jeno y su estúpido hermoso mejor amigo pura sangre.

No eran caballos, ¿ok? No deberían hacer tanto alboroto por el tipo de sangre que eran.

Además, ¿tenían sangre? Estaba seguro de que no. ¿A qué le llamaban pura sangre entonces? Sólo lo hacían para sentirse superiores.

– Estúpido Aron – murmuró a la TV – puedes irte con Regina por que es más linda, pero Cady es mejor –

– ¿Por qué refunfuñas? –

Por reflejo, lanzó el control remoto al recién llegado y lo golpeó con él antes de incorporarse y encender su lámpara de noche.

– Jeno – exclamó exaltado.

– ¿Por qué me golpeas? – se quejó el vampiro.

– Lo siento – se disculpó, levantándose a ver al otro – ¿estás bien? –

Jeno, en un ágil movimiento, lo rodeó con sus brazos.

– Te tengo – susurró antes de besarlo.

Jaemin cerró los ojos, encantado.

¿Por qué nunca se le había ocurrido recibirlo con un beso? Era perfecto.

Jeno besaba rico. Claro que lo hacía. Debía tener muchos años de experiencia. Obviamente había practicado antes. Tal vez con otros vampiros.

Tal vez con Renjun.

La idea le hizo abrir los ojos y separarse de golpe.

– Suéltame – pidió con seriedad.

Jeno lo miró boquiabierto antes de obedecerlo.

– Lo siento, pensé que... –

– ¿Qué? ¿Que podías venir a besarme después de haberte ido con Renjun esta tarde? –

El azabache frunció el ceño.

– ¿De qué estás... –

– No soy un juguete, Lee Jeno – lo apuntó con el índice – tal vez me gustas, pero no lo suficiente para que juegues conmigo. Aún me queda mi dignidad y, adivina qué: soy un alfa. En mi escuela hay muchas omegas que rezan para que yo las muerda. Podría hacerlo, ¿sabes? – se cruzó de brazos – no están mal. Algunas de ellas son muy sexis y, si no lo hice antes, es por que soy decente, a diferencia de ti y... –

– Jaemin – lo interrumpió – deja de hablar un momento, ¿bien? – lo sentó en la cama antes de sentarse también – primero que nada, a mí no me gusta Renjun – aseguró – es mi mejor amigo. Si me gustara, estaríamos juntos desde hace años, pero no es así. Y Renjun se dice mucho para mí o cualquiera, así que tampoco te preocupes por él –

El lobo entrecerró los ojos.

– ¿Crees que no veo cómo lo miras? –

– ¿Cómo lo miro? – se defendió.

– Con amor y coquetería y todo eso – respondió filoso.

– Jaemin – negó – ¿no crees que sólo estabas celoso? –

El otro jadeó, ofendido.

– ¿Acaso soy una colegiala de quince años? – espetó – ¡yo te vi! –