Capítulo 37

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Sicheng conducía a toda velocidad, preocupado.

Jaemin no contestaba el teléfono y era el único al que Donghyuck había llamado luego de recoger a YangYang en la escuela.

No dijo mucho, sólo que necesitaba asistencia de otro alfa y que no lo molestaría si no fuera necesario.

¿Por qué carajo Jaemin no contestaba el teléfono? Fácilmente era quien más cerca estaba de casa. ¿Acaso debería preocuparse por él también?

No había tiempo para eso.

La ansiedad aumentó cuando recorrió los breves noventa y tantos metros de la entrada hasta el pórtico de su casa. Ni siquiera se estacionó bien. Ni si quiera notó el otro auto.

Donghyuck estaba sentado junto a YangYang, que parecía agonizar de dolor.

Sollozaba con fuerza y se hacía ovillo en su cama como si tuviera espasmos abdominales repentinos.

– ¿Qué te pasa, cariño? – decía suavemente el moreno – por favor háblame –

Ten estaba sentado en la cama junto a la ventana, observando todo con temor y un deje de confusión.

No entendía lo que pasaba. El director había dicho que YangYang estaba experimentando la agonía del par no correspondido, y él no supo jamás que carajo era eso, pero no creía que fuera buen momento de preguntar.

– Hyung – llamó el menor – ¿crees en la pareja destinada? –

– Creo que es un concepto muy lindo – acarició su cabello – nunca he visto algo como tal, sin embargo –

– ¿Entonces por qué no me ama? – sollozó – ¿por qué me duele tanto? ¿Por qué no se va el dolor? –

Cada vez se observaban con más frecuencia las gruesas lágrimas deslizarse de los ojos del menor.

Lloraba desconsoladamente. Estaba sufriendo lo que, en opinión de su especie, era la experiencia en carne viva más dolorosa que podía sufrirse, por que no sólo dolía físicamente, sino que era también dolor emocional. Una combinación fatal, literalmente.

– ¿Quién no te ama, mi niño? ¿Un omega? –

El menor se limitó a negar.

Ok. Estaban progresando. Antes ni siquiera respondía.

– ¿Un beta? –

Negó otra vez.

A Donghyuck se le cortó el aire en la garganta.

– ¿A caso... a caso es un alfa? –

YangYang resopló ofendido.

– Que asco. No –

El moreno suspiró aliviado. No sabía por qué, pero se sentía más relajado.

– ¿Entonces, bebé? – siguió acariciando su cabello – dime, ¿es un humano? –

El menor ya no dijo nada.

– Es un humano, ¿no? –

Otra vez, no hubo respuesta.

– ¿Quién es? – preguntó un recién llegado.

Ten se sobresaltó. En cambio, Donghyuck se encogió sumiso mientras YangYang lo miró con recelo.

Sicheng estaba usando su voz de alfa.

– Un vampiro – respondió al mayor.

Éste arrojó con fuerza sus llaves a su cama, sin percatarse que Ten estaba ahí también. El tailandés se cubrió con las manos en un intento exitoso de no ser golpeado con ellas.

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