Capítulo 43

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Después de varios días, YangYang había decidido que sí, se cambiaría de escuela.

El dolor no había disminuido ni un poco, y nada ayudaba a su estado de ánimo haber tenido que dejar de responder los mensajes de Yuta.

Lo extrañaba mucho.

Bueno, en ese momento no.

En ese momento más que nada quería deshacerse de él.

Había contado a sus hermanos sus planes de cambiarse de escuela la noche anterior. Pensaba que ahora pasaba demasiado tiempo pensando en el japonés y que ya incluso imaginaba que estaba ahí.

No se lo había imaginado.

Yuta había entrado a su habitación y lo esperaba en la penumbra después de que había terminado de cenar.

Se había ofrecido a llevarlo a conocer el instituto. YangYang, obviamente, se había negado.

Ahora estaba ahí, sentado en el copiloto del auto de vampiro mientras lo escuchaba parlotear acerca de por qué era genial que buscara nuevos horizontes y que lo estaría superando en menos de un mes si encontraba a la persona indicada.

Esas no eran las palabras que quería escuchar.

Apenas se estacionaron, salió rápidamente del auto.

Frunció el ceño cuando notó que Yuta se había quitado el cinturón de seguridad también.

– No te atrevas – dijo antes de cerrar la puerta – voy a hacer esto solo. Puedes esperarme o puedes irte. Me da lo mismo. Pero no entrarás ahí para nada, ¿entendido? –

El mayor abrió la boca.

– No creo que sea buena idea que... –

– Si tienes algo de respeto por mí, vas a hacer lo que te digo – interrumpió serio – voy a hacer esto solo. No necesito que me protejas o vayas conmigo a ningún lado –

El otro lo miró, estudiándolo.

YangYang cada vez era menos aquel cachorro al que había conocido.

Mierda. Extrañaba a ese YangYang.

Antes de que se enamorara. Antes de que lo quisiera tanto que le doliera.

Pero, una vez más, no podía hacer nada al respecto.

– Está bien, Yang – aceptó finalmente – estaré aquí cuando salgas –

Lo menos que podía hacer era darle su espacio.









Ya estaba odiando esto.

Darle su espacio era probablemente la cosa más estúpida que había decidido hacer en... días.

Hacía estupideces muy a menudo.

Esperaba ansioso en su auto y no se había dado cuenta de su estado hasta que lo vio salir del instituto.

Sonrió.

YangYang era tan bonito. Tan, tan lindo de muchas maneras. Guapo, inteligente, sexy, un poco travieso y... y estaba charlando animadamente con un desconocido.

Oh.

Ok.

Ok.

Estaba bien.

Ok.

Pero... ¿Por qué tenía el celular de ese tipo en su mano?

¿Acaso estaba dándole su número?

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