Hunting season

After

After: YuYang

Como algunos otros días, Yuta esperaba paciente afuera de la escuela.

Entre tantos chicos que iban saliendo, uno de ellos chocó con él, tirando su celular en el acto.

El japonés se agachó a recogerlo y se lo pasó al otro, que lo miraba con pena.

– Iba distraído, perdone –

– No te preocupes, amigo. Estar aquí es sofocante y marea – comentó con familiaridad.

– ¿Verdad? – concordó – ya hay muchos lobos estos días –

– Es por que es una escuela de lobos, chico – sonrió suavemente – ¿Cómo terminaste aquí? –

– Por accidente – obvió – somos los nuevos – se encogió de hombros – ¿usted es del clan Qian? –

– Seo – corrigió – los mestizos –

– Oh – sonrió brillante – mi clan son mitad y mitad. Soy uno de los mestizos del clan Choi – estiró su mano – Lee Chan, señor. Mucho gusto –

El japonés sonrió. Le gustaba ser tratado con respeto.

– Nakamoto Yuta – estrechó su mano – y no es tan malo lo de los lobos. Te acostumbras a ellos –

– Lo sé – sonrió – mi familia ha hecho amistades con algunos de ellos. Lo que es difícil es el olor de tantos al mismo tiempo –

– Ah – asintió – eso sí es una mierda –

– ¿Entonces qué hace aquí torturándose? – rió el menor.

– Estoy esperando a un muchacho como de tu tamaño con el mismo color de cabello que tú –

– ¿Está coqueteándome? – preguntó de broma.

– No – rió avergonzado – de verdad lo espero a él. Sólo que es un lobo y huele a manzanilla –

El otro abrió los ojos con sorpresa.

– Veo que usted también se lleva bien con ellos –

– Digamos que sí – se encogió de hombros.

Chan suspiró dramáticamente.

– Bueno, es una pena – sonrió – tengo que irme, pero si algún día se siente con ganas de coquetear, ya sabe donde encontrarme – le guiñó un ojo, antes de caminar en otra dirección.

Yuta sonrió perplejo.

Pero que niño tan atrevido.

Aún riendo, se giró de nuevo en dirección a la entrada de la escuela y su sonrisa se congeló cuando distinguió a YangYang.

Estaba muy lindo, como todos los días, pero su olor era como tres veces más fuerte, sus ojos brillaban en color dorado y su aura encogía a los omegas aledaños.

– Tienes como dos segundos para explicarte... –

– Es del clan Choi. Acaban de llegar a la ciudad hace unos días, salió en el periódico local. Se llama Lee Chan, no sé cuantos años tiene. Coquetea un poco pero no parece demasiado y no tengo ojos para nadie que no seas tú – sonrió de lado – ¿estamos bien? –

– No – espetó – ¿y tu auto? –

– Yang... –

– Quítate – lo empujó suavemente – el otro día hiciste un drama por que me hice amigo de un omega y ahora estás aquí haciéndole ojitos a un chico guapo –