Capítulo 06

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Jaehyun lo detuvo justo antes de entrar.

– Tae, respira conmigo – pidió.

El rubio asintió, tomando grandes bocanadas de aire.

– No van a hacerte daño y no van a estar fascinados contigo tampoco, ¿bien? – sonrió – somos casi una familia normal –

– Está bien, yo... –

Justo en ese momento, alguien carraspeó detrás de ellos.

YoonOh giró antes, a la defensiva. Luego se relajó.

– Hueles a perro – se quejó.

– Junta de trabajo – se encogió de hombros el menor, al momento que el rubio se giraba a verlo también – soy Mark – se presentó con éste.

El otro sonrió.

– Taeyong – estrechó su mano helada – mucho gusto –

– Todo mío – le guiñó un ojo – pasa, por favor – dijo adelantándose para abrir la puerta.

Tan pronto entraron, Taeyong jadeó discretamente al ver el recibidor. Clásico, minimalista y obviamente elegante. Aunque lo que más llamó su atención fueron los ataúdes que vio al pasar por la sala.

YoonOh y Mark compartieron una risa.

El castaño guió a su pareja hacia el comedor, donde sabía que ya lo esperaban, y notó cómo éste se tensaba poco a poco.

Lo recibió un chico bajito de cabello plateado, que acomodaba la mesa. Cuando lo vió, sonrió amablemente.

– Hey – exclamó – hola –

– Ho-hola – saludó el rubio, antes de inclinarse para hacer una reverencia – Lee Taeyong, señor. Mucho gusto –

– Oh, por favor – rió – no hagas de esto algo tan formal. No lo necesitamos –

– Habla por ti – dijo un recién llegado, que apreció de la nada detrás del humano, haciéndolo exaltarse – ¿qué es eso que huelo? ¿Una exquisita persona? –

Taeyong estuvo a punto de girarse cuando, antes de que se diera cuenta, otro desconocido ya estaba enfrente de él, tomando su muñeca.

– Uno muy guapo – añadió, mostrando sus colmillos.

El rubio se atragantó. El que estaba detrás de él llegó junto al que acababa de llegar.

Dos sujetos muy bien parecidos que vestían largas capuchas negras que arrastraban en el piso y un montón de joyas caras.

– Entonces era cierto – exclamó otro más, entrando al comedor – YoonOh trajo el postre –

Taeyong jadeó, retrocediendo violentamente.

– Yuta – regañó el que lo recibió – Jungwoo, Jeno. Basta. Lo están asustando –

Los tres soltaron una carcajada al ser reprendidos.

– Míralo – dijo al que señalaron como Jeno, que era el que lo había tomado de la muñeca – está aterrado –

– Por supuesto que lo está – reprendió el de cabello plateado – Taeyong, cariño, no los escuches. Hicieron lo mismo cuando vine por primera vez –

El humano asintió nervioso, aferrándose al cuerpo de YoonOh.

– Los de ataúdes también fue broma– se acercó uno de los que apenas llegaban, despojándose de su capa y joyas – soy Yuta –

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