After

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After: Clan Qian

Mark iba cantando alegremente mientras conducía. Jeno, junto a él, se limitaba a burlarse.

Pero al mayor no le importaba. Iba a ver al amor de su vida.

Apenas llegaron a la casa y se bajó del auto, DeJun salió corriendo y se lanzó sobre él. El otro lo cargó un par de centímetros para atraerlo en un apasionado beso.

– Te extrañé – mordió su labio inferior.

Jeno hizo una mueca.

– Hola, DeJun –

Mark sacudió una mano sin separarse de su pareja, indicándole a su hermano que les diera un momento a solas.

Jeno no los subestimaba. Sabía que estaban en la entrada y podrían ser vistos por cualquiera hacer cualquier cosa, pero eso no los detuvo antes.

Sin pedir permiso, se adentró a la casa y miró a todos lados.

Él iba a ver a Renjun para cobrarle un favor, pero en vista de que él ni se molestó en recibirlo, caminó a la cocina.

Se detuvo en la puerta.

Jisung estaba cocinando... o algo así. Estaba lavando vegetales y pasándoselos a Chenle.

Eso no fue lo que lo hizo detenerse.

Uno de los hermanos del clan Qian miraba al vampiro más joven con una adoración que no creía haber visto nunca.

Ocasionalmente le alcanzaba algunas cosas o hacía uno que otro comentario, pero parecía más ocupado en apreciarlo como si fuera la joya más valiosa del mundo.

No sólo eso.

Él parecía... hambriento. Como cuando ellos cazaban.

Muy pocas veces llegó a cazar con Hendery, y esas veces permaneció concentrado, determinado y eficaz. Era un cazador natural, uno muy talentoso. El más talentoso de todos ellos. Tal vez era cierto que él veía venir a su presa, como Renjun decía, pero no se sabía con certeza. Lo que sí era bien sabido era que no se le había escapado ni una sola presa desde que empezó.

Y ese chico, Park Jisung, parecía ser una de ellas.

Se notaba en Hendery como, a pesar de sus casuales roces y toque gentil sobre la piel del menor, él añoraba tenerlo. Lo miraba con apreciación, sí, pero también con codicia.

Fue incluso más evidente cuando Kun entró a la cocina por el patio trasero y Hendery atrajo a Jisung junto a él. El más joven parecía no notar las intenciones del chino, así que solamente se dejaba que hiciera lo que quisiera. Pero Kun lo notaba. Él le reprochaba con la mirada cuando tocaba demasiado, o cuando su toque era inapropiado.

Jisung no era ni consciente de lo que Hendery pensaba cuando se colocaba entre sus piernas y lo dejaba alimentarlo en la boca. Ni siquiera por la mirada que tenía en sus sedientos ojos.

– Deja de espiar – habló Renjun detrás de él.

– Jisung ya no quiere a Kun, ¿no? –

– Creo que no – se encogió de hombros – ¿por qué? –

– Sólo pregunto –

El único que pareció escuchar la conversación del par fue Hendery, que se giró a ellos y sonrió antes de que se fueran.

– Entonces, ¿conseguiste lo que te pedí? –

– Sí, y fue muy vergonzoso – le tendió una bolsa.

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