Capítulo 18

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No podía dormir. Era la tercera noche.

Taeyong quería excusar su insomnio con cualquier cosa que le pasaba en la escuela, con su familia, su alimentación y todo tipo de cosas con tal de que el nombre de su novio no saliera a flote, pero ya no había caso en negarlo.

Él era la razón.

Después del incidente y convencer a Jae que no era necesario el cuidado extremo, habló con Ten acerca de su relación con John.

Éste se quejó de ser tratado como una figura de cristal en contra de su voluntad, pero señaló también los puntos buenos de ello. Cosas como ser apapachado y el exceso de atención que, para qué negarlo, le encantaba.

Todo le parecía perfecto hasta que llegaron a un punto en el que Taeyong ni siquiera había pensado antes.

La posibilidad de dejar de ser un humano también.

No le temía a la muerte o la vejez. Siempre había pensado en eso como una parte fundamental del ciclo de la vida, y ciertamente lo era.

Lo que le daba pesar era cómo, de repente, había comenzado a contar el tiempo que pasaba con Jaehyun de manera inconsciente.

Ahora podía jurar que el sonido de las manecillas de un reloj lo seguía a todos lados, y sólo se detenía cuando Jae estaba cerca.

Era estresante hasta cierto punto ser consciente del tiempo que les quedaba, y que ahora el mismo parecía poco.

Se imaginó que con un humano el caso no sería el mismo.

Por supuesto que no lo sería.

Con un humano, el tiempo avanzaría hermosamente para ambos.

Terminaría su larga vida tomado de la mano de su amado, quien probablemente luciría como una pasa también, y moriría feliz de saber que su plena vida había culminado junto a la persona que más amaba en el mundo. Y tal vez un perro.

O, la otra opción, terminar su vida con Jae.

Todo lo anterior, incluyendo lucir como pasa, junto al hombre del que se enamoró que seguía luciendo perfecto y que, seguramente, iba a enterrarlo.

Pero, ¿y si no lo hacía?

¿Y si no moría?

Eso no era algo que simplemente podía elegir dejar de pensar. Sencillamente, era la decisión más importante de su vida. Bueno, si fuera una opción. Pero ni siquiera sabía si lo era.

Como, ¿era una opción?

Tal vez debía preguntar, pero apenas llevaba algunos cinco meses con Jaehyun. No sabía si él pensaba que estuvieran en ese punto y no quería parecer apresurado.

Además, no era algo como mudarse juntos o si quiera casarse. Estaba hablando de entregar su vida por otro hombre. Literalmente.

Huge deal.

Tenía una familia a la que amaba, amigos, un futuro prometedor y por nada del mundo le molestaba la idea de envejecer.

Sus padres eran muy bien parecidos. Pensaba que él también envejecería con cierta gracia.

Pero entonces, ¿por qué le estaba dando vueltas al asunto?

Ni siquiera le habían planteado la opción como tal. ¿Y si Jaehyun hacía eso cada 80 años?

Buscar algún joven atractivo en sus veintes que cayera por él, acompañarle por el resto de su vida, esperar a que muriera y, después de todo eso, volver a repetir el proceso. Sin necesidad de comprometerse.

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