Capitulo 2: El Regreso de Julissa

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No he dejado de ver las grabaciones de ese día, luego de repetir y repetir encontré lo que estaba buscando; esa sombra humanoide en la maleza, donde se ve la luz del celular cuando cae y la sombra desaparece como si hubiese sentido el enfoque de la cámara sobre él. No hay duda de que había alguien con nosotros. Ha pasado una semana desde aquel extrañó acontecimiento y nada ha cambiado como para decir que aquello significó algo. Suena el celular, me guío por el sonido, la marcha imperial de Star Wars- ¡Joder! ¿Dónde está? -Luego de remover la desordenada cama lo encuentro en el suelo, dentro de uno de mis zapatos. Es Erick, me apresuro a contestar - ¿Bueno, Erick? Y al otro lado una voz femenina pero no igual a la de Johana, seguramente de la madre de Erick, pero ha pasado tanto que no se le escucha o sé le ve por su casa que no logro saber si es ella con exactitud.

- ¡He! Héctor, ¿Cómo vas? ¿Encontraste algo?-responde luego de convencer a su madre de que no se irá a ningún lado.

-Sí, y sin duda es lo que tu hermana te comentó, alguien nos estaba viendo, y no solo eso, tenía su número y eso fue lo que más se me hizo extraño. Por cierto, ¿Cómo sigue tu madre? Alcance a escuchar que algo le decías, que gusto saber que ya le dieron de alta.

-Ella está relativamente bien, está con sus extraños delirios, pero a comparación como se puso aquella noche, está mucho mejor. Y respecto a lo otro; ¿Qué vamos a hacer? A lo que me dices alguien les estaba acosando y aquí, desde ese día las cosas andan raras.

-Eso no lo sabía, pero no podemos hacer mucho. Tal vez sea cosa de una mala broma-respondo tratando de hacer de que vea otra perspectiva de la situación.

-Héctor, no sé, pero algo debemos hacer, llevamos mucho tiempo en esto y no quiero que sea en balde todo lo que hemos logrado, menos ahora que comenzamos a tener buenos resultados en nuestras visitas. Ven a mi casa, aquí están Cristina y Johana, acaban de llegar. Trae las grabaciones- sin esperar respuesta de mi parte corta la llamada.

Miro el reloj de mano que casi nunca me quito, marcan las seis y cuarenta p.m. Extraigo el disco duro en el que se registró todo lo ocurrido, lo aseguro en mi portafolio. Preparo lo necesario para llevar, que no es mucho. Por ultimo echo una mirada al espejo para ver mi desgarbado aspecto que da a relucir que he estado pegado a una pantalla día y noche.

Aparcó el auto de mi tía detrás de la camioneta de Erick. Abro la verja, luego la puerta principal de la casa, para encontrarme con un frio más pesado que el de afuera.

-Ya llegué y traje comida-dije alzando suficiente la voz para que me escucharan. Al final del pasillo podía escuchar algunos murmullos.

-¡Cállate, Idiota!- me sorprendió la hermana de Erick al salir de una de las habitaciones del pasillo.-despertaras a Julissa y tú tendrás que encargarte de convencerla de que no nos vamos a ir.

Aquel comentario logra dejarme extrañado, pues tal vez la locura de la señora había empeorado. Seguí a Johana hasta la habitación de Erick, la cual se divide en dos, una es su espacio para dormir y la otra para su estudio de revelación de fotografía. Cuando entramos, Cristi estaba sentada en el escritorio de Erick, quién no tarda en girarse para recibirme con una sonrisa.

-Wey, hasta que al fin llegaste...- Erick salió de su estudio, que nada más era separado por un plástico negro. Sin medir atacó la bolsa que tenía en la mano- Joder, que hambre tengo. ¿Trajiste las salsas? No las veo, no me digas que se te olvidaron.

-Ya lo conoces, ¿cómo lo pudiste olvidar? - dijo Cristina con cara de reproche, como si estuviese cometiendo el mayor atropello del mundo y él no dejaba de mirarme como odiandome por lo que estaba sucediendo.

Virtanen: Sangre de SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora