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Dude, dude y procedí, de mi cadera hacia arriba estaba casi despojada de prenda mayor y ¡Oh! Sorpresa, él empieza a colaborar y lentamente me quita la casi última prenda que podría cubrirme las ciertas huellas del pasado. Me enfoco en su mirada, puedo ver como sus ojos se pasean no sólo en mi cuerpo sino en aquellas horrendas cicatrices que amenazan en maldecirme con algún desprecio. Muero por saber lo que piensa, su silencio me aturde, me enloquece, quiero oír su voz, que me diga el destino de esta noche. Balbuceo unas palabras, tratando de hacer que diga algo, pero, sólo recibo de él aquel gesto, aquella mueca que hace cuando ya sabe la respuesta de alguna pregunta de los juegos de cartas sobre cultura general
¡Lo odio! Un beso, un beso en alguna de mis cicatrices, puedo sentir como un estallido eléctrico recorre todo mi cuerpo, me eriza la piel y no es por el frío de ésta noche helada.
-Si me gustas, Johana. - Y otro beso en Dios sabrá donde- Si te quiero- vuelvo a escuchar su voz tras otro beso en otro sitio.
Puedo escuchar su voz, pero sólo siento cada beso en mi piel, me aturde y quiero más; se detiene y aprovecho para hacerle una pregunta.
-¿Te sigo gustando?- Trato de mirarlo a los ojos, sin morir en el intento.-Ahora más que nunca, te lo juro- <<Misión fallida>>, muero en el intento de resistirme ante aquellas palabras. Y es mi señal para dejarme llevar por aquel impulso de pasión y amor que por años le oculté. Busco sus labios y él espera los míos, en un beso inocente, suave y sincero, mis manos, en modo automático, empiezan a quitarle pieza por pieza de ropa hasta que queda su pecho totalmente descubierto. Mi pecho y más allá reclamaba su calor.
Una de sus cálidas manos empieza a masajear mi seno, mientras nos besamos, es un baile de llamas nuestras lenguas. En cada rose puedo sentir su erección, lentamente meto una de mis manos en su pantaloneta que usa de pijama, busco su mirada mientras acaricio su miembro tentándolo a un suspiro de pasión de sus labios, haciendo que de un momento a otro me ubicara con sus hábiles brazos debajo de él, en ese momento pude sentir más cerca su miembro, casi palpitando entre mis piernas. En un esfuerzo desesperado me quita el short, quedando en la helada noche con sólo la braga, que casi no cubría nada.
En otra maniobra ágil y diestra, me posicionó sobre él y casi al mismo tiempo bajo su pantaloneta y bóxer, dejándolo a mi merced y completamente desnudo; puedo ver su erección pidiendo a gritos ser complacida. Quería que sufriera un poco, por lo que trepó hasta su rostro, dándole un beso furtivo en aquellos labios que ahora son mi perdición. Lamo su cuello, empieza el descenso de mi lengua, que llegó sin dificultad alguna hasta su pene; lo tomo con una mano, no dudó para ponerlo en mi boca, sentir en mi lengua aquel sabor que no se encuentra en cualquier manjar. No confiaba en mi poca experiencia, pero consigo guiarme por sus gestos faciales. Puedo ver como se muerde el labio inferior mientras mis labios y lengua se lían en una labor ardua, pues me encontraba en una situación en la que jamás había estado y un gemido se escapa de su boca.
Abre los ojos y nuestras miradas se encuentran, acaricia mi cabello con cierta ternura que es rara encontrar en tal acto y que me hacen sentir en un perfecto brebaje de amor y sexo. Me hace parar y veo que ya es su turno de jugar, me dejo voltear a su merced, quedando de espalda con cierta brusquedad; haciéndome excitar dos grados más.
Aún llevaba la braga, que él empieza a quitar y yo no me resisto a aquel despojo; un beso, una nalgada, o una nalgada y luego un beso. Aún cuando había cierta brusquedad por el deseo y las ganas, él seguía teniendo cuidando hasta con mis cortadillas recientes; era un acto tan tierno y dulce.
Quería curar mis heridas lamiéndolas y besándolas, su lengua caliente la sentía en todos lados, se detuvo por un momento en mi abdomen para verme, sonrió y bajo su cara junto con su lengua. No pude evitar prenderme de su cabello con cada lamida, era un viaje al cielo y al infierno; entre calor y frío. No quería que parara, no aguantaba un segundo mas y podía sentir aquel cosquilleo que bajaba por mi vientre, hasta sentir el líquido caliente que provenía desde lo más profundo de mi vagina hacia su boca, acompañado con un gemido alto que fue detenido por mis propias manos, pues sabía bien quienes estaban en el cuarto de arriba.
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Virtanen: Sangre de Serpiente
HorrorPara cumplir una última voluntad testamentaria, un grupo de amigos se deciden a viajar a un rustico pueblo ubicado en el Norte de Finlandia. Además de enfrentar el frio del lugar, deberán afrontar que son presos de una oscura historia familiar y enc...