Capitulo 8: La Invitación

20 4 3
                                    

-Gracias, Héctor, por encargarte del programa y cuidar nuestra casa.

-No fue nada, la verdad es que sólo subí un par de vídeos que ya teníamos de exploraciones pasadas, pero creo que ese dinero ahora si ya ha quedado de sobra, ahora son millonarios tú y tu hermana.

-Ni que lo digas,...pero acá entre nos, no hemos usado mucho.

Sus palabras me parecían extrañas, ¿Quién no usaría una cantidad así para olvidar el luto y la nostalgia?- ¿Y cómo podría saberlo? Luego de que les acompañé con aquel notario, lo único que supe de ustedes dos fue un mensaje y ya, más de una semana sin saber de ustedes- me sentía molesto, Erick, a quién siempre he considerado mi mejor amigo no me tuvo la confianza de decir a dónde irían o de dar alguna razón.

-Bueno pero no te enojes.

-Lo peor, no estuviste el día catorce y si crees que yo me enojé, espera a que hables con Cristina...

-Ya ni me digas, seguro que ahora me odia.

-No te odia, bueno, nada más poquito, total, solo fue un día de los enamorados. ¿Por qué Johana no viene con nosotros?-Le pregunté. El vehículo, la hora, todo me hace recordar el momento en que esa chica nos salvó de un brutal accidente.

-Se fue con Cristi, pensó que lo mejor sería que hablara ella primero antes de que yo lo hiciera, supongo que quería que conservara mi cabeza.

-Sabia decisión- Luego de reír un poco comienzo a buscar el permiso falso para explorar el panteón de la ciudad y asegurarme de tener todo preparado- Ese agente, ¿les dijo algo más? Claro, si es que se puede saber.

-No hemos hablado con él desde el día en que tú y Cristina nos acompañaron.

A pesar de que Erick se notaba más conversador que en la última ocasión que lo vi, aún parecía perdido en sus pensamientos y recuerdos y si las palabras no salían de mi boca, la conversación se quedaba en plena pausa. -¿Johana cómo está? ¿Tú cómo estás? ¿Adónde se fueron?

-Ambos estamos ya mejor, queríamos despejar un poco nuestra mente de todo, creo que incluso nos ha unido todo esto.

-Anda, me da gusto saberlo, ya andaban las cosas difíciles con ella- la curiosidad me vuelve a atacar- ¿Ya antes había pasado algo así con Johana?

-¿A qué te refieres, Héctor?

-Lo que sucedió con aquella ambulancia, fue como si supiera lo que iba a pasar.

-Creí que ella ya te lo había platicado.

-Esa noche me dijo que me contaría, pero jamás me llamó o contestó mis mensajes.

-Aquel día tuvo una mala noche, entró al cuarto que fue de nuestra madre, me jura que sintió como si una mano se cargara sobre sus hombros.

-¡Ya prende las luces! no queremos que nos multen- el sol comenzaba a ocultarse y salvo por el leve ruido del motor y los neumáticos contra el asfalto, no habían más sonidos que nos acompañaran en la cabina. ¿Por qué últimamente una conversación con ellos tenía que pasar de normal a perturbadora? Ya estaba comenzando a dudar de ir al panteón con éste par de hermanos.- ¿Y tú le crees?- añadí.

-No lo sé, han sido tantas cosas que ya no sé en qué creer. Y tú, ¿le creerías?

-Johana siempre ha sido poco supersticiosa, no veo porque habría de inventar algo así...-¿por qué ahora me interesaba tanto analizar el comportamiento de ella? Quizá su pasado o el hecho de saber que es finlandesa.

-De entre todos eres el más escéptico, me sorprende que le creas.

-No me mal entiendas, creo que sintió algo, pero pudo ser cosa de su propia mente.

Virtanen: Sangre de SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora