Capitulo 39: El Tercer Hijo

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ERICK

¿Lo hice mal? –inquirió Hyun, mientras se retiraba y recostaba en la cama.

– ¿De qué hablas? –le pregunté, besándole los hombros, mientras con las manos le cubría los pechos –, ¿por qué piensas eso?

– ¡Casi una hora sin venirte! ¿Tan mal lo hice?

–Quería quedar bien contigo. No imaginas lo creativo que tuve que ser para evitar correrme.

–¡Muy creativo! Maldición, eso fue increíble –exclamó, dejando salir un tenue gemido –. Aun así, te siento distraído.

Es mi hermana, estoy preocupado por ella.

–La quieres mucho, ¿cierto? –dijo, se levantó y, mientras se vestía, prosiguió –. Jamás quise a mis hermanos, ¡los odio! Siempre los favoritos, los herederos de mi padre y su fortuna. No son más que unos niños despreciables.

Johana no es así. El trato de mi mamá con ella fue difícil y represivo. Más que mi hermana, actuaba como la madre que con los años comenzó a faltarme. Dejó sus estudios, ¿sabías?, todo para que yo no abandonara los míos y nunca me recriminó por ello. –Solté una suave risa, recordando lo hilarante de mis palabras. –Es más, el único que aún lo menciona soy yo. Está más sana y lo agradezco, pero cada vez la reconozco menos.

Hyun se puso de pie, miró el celular satelital que al parecer cada uno de ellos llevaba, luego se giró para verme.

¿Ocurre algo? –le pregunté al ver como bajaba la vista, en un intento por evitar el contacto con la mía.

–Vístete. Necesito que vengas conmigo –espetó con una voz tan seria, ajena al hecho de haber tenido sexo hace apenas unos minutos –. Hay algo que no sabes de Johana, pero no soy la persona que debe decírtelo.

–Es broma, ¿cierto? –Hyun contestó con un par de leves movimientos de cabeza, negando así mi sarcástico cuestionamiento. –¿Ir a dónde? –inquirí tajante, endureciendo la voz, tenso, desconfiado y algo molesto.

El Gran Maestro nos espera en la estancia principal.

–¿Y Johana? No iré a ningún lado sin ella.

–Lo sé. Ambos nos están esperando.

–Le dijiste que estaba aquí y yo la dejé a solas de nuevo. Sabías que Románov iría con ella y por eso le dijiste que yo estaba contigo.

<< ¡Pero que idiota!>>, me dije al no tener una respuesta que no fuese su expresión muda de arrepentimiento.

Tomé mi ropa y calzado y me los puse tan pronto como pude.

No dudé en acercarme a Hyun. Pasé de verla embelesado a hacerlo con odio. Según decía quería ganarse mi confianza, pero en vez de eso seguía jugando con algo que no solo me involucraba, sino también a Johana. Todo esto resultaba tan conveniente, que una comparativa entre Zebb y la hija de los Tae resultaba lo más preciso, ambas moviéndose a la orden de los Románov.

¡¿Qué hay de Ryder?! –le grité y proseguí, caminando en su dirección. –¿Qué es lo que tu familia y la de Románov nos sigue ocultando?

–No sé de quién hablas, lo juro. Escucha, él mandará a sus hombres si no vamos. Acompáñame y...

Salí de la habitación sin darle la oportunidad de seguirse justificando. Ya no me importaba si me seguía o no, lo único que quería era llegar hasta donde ese maldito hombre ruso aguardaba mi llegada.

Virtanen: Sangre de SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora