Capitulo 17: La Nana

14 5 1
                                    

C

<< ¡No puede ser, ahora sí ya no desayuné!>>, le digo a mi adormilada Cristina, quien aún sentía los ojos pesados a falta de poder acostumbrarse al terrible horario. << ¿Johana ya habrá despertado? ¿Es que al menos pudo juntar los ojos?>>. Esas preguntas me siguen hasta llegar a mí reflejo, el cual me espanta con el hecho de tener un desastroso cabello, pero luego de una ardua batalla logro aplacarle. Mi tinte ya había comenzado a despintarse y así seguía combinando a la perfección con toda yo. <<Sí que soy bonita>>, me insisto sin dejar de verme.

Luego de una pintada de labios, paso a vestirme a sabiendas que ya no tendría mucha oportunidad de hacerlo. Coloqué toda la parafernalia con la que suelo adornar mis muñecas, cuello y orejas; unas prontas, pero uniformes capas de maquillaje y un oscuro delineador de ojos.

Mi pancita rujía como el demonio y seguramente ya todos habrían desayunado, así que posiblemente me quedaría con hambre hasta el mediodía. Al salir de la recamara y recorrer el pasillo, Zebb, quien se encontraba sentada en el sillón principal, me ofrece prontamente algo de comer asegurando que sería la una única y ultima excepción a las reglas de sus padres.

-Muchas gracias. –Le digo al llevarme el primer bocado.

-No, tía, no es nada. -Exclama, poniéndose de pie.

- ¿Pasa algo? -Pregunto, al sentirla justo detrás de mí.

- ¿Dormiste bien? ¿Descansaste? -Pregunta, volviendo a su lugar.

-Si.

<< ¿Que te importa qué tal dormí? Quien debió pasar una pésima noche era mi amiga, no yo>> Aquellas palabras, como casi siempre, se quedan solo para que yo las escuche.

- ¿Dónde están los demás? ¿Ya se fueron? -Insistí.

-Tus amigos están afuera, intentan cargarse algunos leños gruesos para la chimenea.

Lo último que quería es que me hubieran dejado olvidada, pues tenía tanta emoción por la entrevista que le haríamos a la madre de Noah, además de ser yo quien generalmente se ocupaba de esas cosas para el programa, por mi gran "facilidad" para obtener la confianza de alguien

- ¿Y Johana?

-De esa piba si ni idea. Tal vez siga durmiendo. Algo friki, ¿no?

- ¿Perdón?

-Lo siento. - Añade, luego de ver mi mirada un tanto indispuesta por su comentario.

-Si, a veces es algo extraña. - Agregué.

Seguí comiendo hasta dejar el plato y vaso vacío y, luego de un cordial agradecimiento, caminé hasta la alcoba de mi amiga, angustiada por saber si se encontraba bien.

La recamara estaba vacía. Alcancé a escuchar la regadera cerrarse, para luego ver a Johana salir del cuarto de baño, saludándome con una sonrisa que jamás le había visto, no en lo que llevaba de conocerla. Su bata le cubría de las rodillas al cuello, sus mejillas se veían bastante enrojecidas.

-Déjame tocarte.

-Adelante.

Aunque mi intención no era sonar lésbica, su respuesta y el tono con que lo decía, si que lo parecían. Tampoco me extrañaba que actuara así, al menos no conmigo, pues parecía ser algo común entre mejores amigos y amigas en México.

<< ¿Pero qué carajos?>>. No podía entenderlo, pero su temperatura corporal se encontraba perfecta, ni alta ni baja, algo casi imposible luego de la condición climática a la que se expuso.

Virtanen: Sangre de SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora