Capitulo uno - Feliz navidad

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Mi nombre es T/n (tu nombre) T/a (tu apellido). Vivo con mi abuela y mi madre. Mi padre nos abandono de pequeña, pero eso realmente no me importa, o si, pero no tanto, solo... Intento de mostrar que no, pero fuera de eso, soy una chica mega feliz, a pesar de que tengo muy poco. Mi familia pocas veces está bien económicamente, ya que mi mamá tiene que trabajar sola. Más que nada vivimos gracias a la jubilación de mi abuela. Ella es increíble, mi ejemplo a seguir.
Tengo dieciséis años y vivo en Canadá. Me encanta la música, cantar, pero no más que para mi abuela. La verdad no tengo mucho que contar de mi pero... ¡Hoy es navidad!

-¡Hija! Ven a ver cómo quedó todo -grito mi madre desde los pies de la escalera, ella se refería a la decoración navideña-.

-Vo.... Wow mamá, quedó muy hermoso -quede impactada, las decoraciones no eran nada "wow" porque no teníamos el dinero, pero mi madre siempre había dado lo mejor para y por mí, creo que ella lo hace para rellenar el vacío que mi padre dejo-.

-La verdad es que si, no es increíble pero... Es acogedor -vio las cosas con una mirada melancolica-.

-Claro que lo es madre -la abraze- esto es perfecto a la Nona le encantará.

-Buen cariño, ve a prepararte, no falta mucho para que santa llegué -Dijo con una sonrisa y separando se del abrazo-.

-Por dios madre. Sabes que no quiero nada, estar con ustedes me es suficiente.

-Mi amor, son solo detalles -rie- Vamos, ve, tu abuela volverá pronto de las compras.

Subí a mi habitación para prepararme. Tome una de las pocas prendas de ropa que tenía, era hermosa. Un vestido color coral... Uno de mis mejores. Me maquille con las pinturas de mi mamá, ella es muy estricta con eso porque no tiene para comprar, entonces debe cuidarlo, pero esta es una ocacion especial así que me deja utilizar.

Estaba poniéndome mis zapatos cuando escucho la puerta.

-¡Abu! -baje a abrazarla-.

-Que hermosa estás mi princesa, te queda muy bonito el color -me sonrío-.

-Bien vamos abu, te ayudo con las bolsas -tome algunas bolsas de sus manos para acto seguido dejarlas en la mesa- ¿No compraste mucho? ¿Te alcanzo? -pregunte preocupada-.

-Mi amor, te e dicho que dejes de preguntar acerca del dinero, nosotras nos encargamos -interrumpio mi madre-.

-Si mamá, solo que me preocupo.

-Lo noto, pero tu abuela a conseguido un dinerillo extra por las navidades y a mi me aumentaron el sueldo. Claro no es mucho, pero lo suficiente para hacerte un regalo -Dijo mi madre-.

-Gracias mamá, pero no quiero nada, ya te lo dije, solo estar con ustedes -abraze a mi abuela que se encontraba más cerca-.

-Bien corazón -siguio decorando- ahora puedes quedarte en tu cuarto hasta que sea la hora de la cena.

-Claro mamá, bajo en un rato -subi las escaleras-.

Me quedé en mi cama pintando mis uñas, no tenía otro entretenimiento. Exacto, no tengo teléfono celular. En la escuela todas mis amigas lo tienen, se la pasan hablando o en llamada. Solo imagino lo que sería tener uno. Apesar de que me muestro indiferente con el tema de los regalos, deseo que algún día mi madre me regalara uno.
Mientras pintaba mis uñas y terminaba de arreglarme, oscureció, lo que indicaba que no faltaba mucho para las doce de la noche. Jugué al solitario con unas cartas viejas que me habían regalado en mi cumpleaños, el año pasado. Mire mi reloj de pared, marcaban las 11:00pm

¿Y la cena? -me dije a mi misma-.

En eso un grito interrumpió la voz de dentro mío.

-¡A cenar! -Se escucho mi madre desde abajo-.

-¡Voy en un minuto mamá! -le respondí-

Baje, había terminado de pintar mis uñas y de maquillarme. Era muy mala en eso, pero está vez me había quedado muy bien por lo cual hizo que al bajar, mi madre y abuela me miren boquiabiertas.

-Te ves muy bella -Dijo mi abuela-.

-Gracias abue, ustedes también están muy hermosas -las abracé-.

-Bien, vamos a comer -separandose del abrazo y limpiando las manos en su vestido-.

Nos sentamos a comer, charlamos varias cosas en la cena, algunas sobre mi, otras sobre mi mamá y su trabajo, anécdotas de mi abuela, que obvio ya había contado... De todo un poco.

-Hija... Hace mucho que no te pregunto esto, no sé si tus ideas habrán cambiado pero, ¿Que quieres estudiar? -Dijo mientras se llevaba una cucharada de comida a la boca-.

-¡Oh! Que bueno que lo preguntas. Bueno... Sigo con la idea de ser escritora. Amo la literatura, de echo -trague mi comida- estuve leyendo algunos libros que encontré en tu habitación mamá, son de poesía. Son libros muy hermosos -segui comiendo-.

Note que mi madre se puso tensa y se ahogo con la comida, provocandole tos.

-¿Mamá? ¿Te sientes bien? -le dije mientras golpeaba levemente su espalda-.

-Si, si, solo me atragante. Pásame el agua -estiro su brazo-.

-Toma -Se la di- como te decía... Son libros de poesía, muy inspirado...

-¡Hija! -me grito- Y-yo, quiero que ya déjenos de hablar de ese tema -Se noto más relajada-.

-Si mamá -dije tensa-.

En el resto de la comida reino un silencio incómodo, yo no quería hablar porque no sabía que iba a caer mal y que iba a caer bien. Me sorprendió la reacción de mi madre al decirle que tome sus libros, no creí que fuera tan grave. Además soy cuidadosa, no iba a romperlos.

-Bien, levantaré la mesa -rompio el silencio- ya va a venir Santa -salto con sus manos a los lados-.

-Ajá -hice una pequeña sonrisa triste-.

-Vamos hija, anímate. Se que no es lo mismo a cuando eras pequeña pero... Se que vas a disfrutarlo.

-Si mamá, yo también lo creo -la abraze-.

-Bien, ve arriba. Yo iré a alistar las cosas -sonrio emocionada separando se del abrazo-.

-Claro... -asenti-.

Subí a mi habitación. Mamá tenía razón, nunca sería lo mismo. De pequeña todo era sorpresa, de pequeña tenia más emocion, teníamos dinero... Tenía a mi padre. Nunca entendí el 'porque' se fue. Éramos felices. Yo, no tengo muchos recuerdos con el, pero los que tengo y según lo que mi madre me a contado, es un gran hombre, jamás comprendí ni comprenderé el porque decidió irse.

Paso media hora, habíamos terminado de comer a las 11:30pm y santa como es de costumbre viene a las 12:00pm (en Argentina, en otros países ni idea).
Estaba viendo por mi ventana cuando note que mi reloj de pared había dado las 12:00pm, los fuegos artificiales empezaron a lucirse en el cielo, iluminaban todo hermosamente.

-¡T/n! ¡Vamos baja cariño! -grito mi madre desde abajo-.

-¡Ya están los regalos! -agrego mi abuela-.

Tome unas pequeñas cajas de mi cajón y baje, el árbol tenía 4 regalos

¡OH POR DIOS!

¿Será que ahí estaba mi tan anhelado teléfono? No lo sé, pero iba a descubrirlo muy pronto.

-¡Feliz navidad! -dijieron mi madre y mi abuela-.

-¡Feliz navidad! Las amo, mucho -las abraze-.

-Bien, vamos a brindar -Dijo mi abuela quien sirvió en tres copas un poco de sidra para cada una. Cómo es evidente a mí me puso menos-.

-¡Vamos abuela! Es navidad, anímate y llena mi copa -le dije-.

-Ay chiquilla, saliste a tu abuela -Dijo mientras servía mas-.

-¡Salud! -dije chocando nuestras copas, estaba muy entusiasmada-

𝑬𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒗𝒊𝒅𝒆𝒐𝒋𝒖𝒆𝒈𝒐𝒔 - Blake talabis y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora