T/n T/a
Me quedé un rato tirada en mi cama pensando. Mañana tenía escuela, seguro se preguntarán porque tenía escuela en estás fechas. Resulta que mi madre había tenido un problema en uno de sus riñones, se habían generado piedras o... Algo así. Cómo el problema no se tomó desde un principio fue un poco más complejo y caro. Tuvimos que viajar a estados unidos con un médico especializado y sumamente profesional. Allí mi tía nos alojó antes y después de la operación. Mi madre aún consume uvas rojas, zumo de zanahoria y otras cosas para este asunto, quedó un poco traumada. La cosa es, que al surgir este asunto tuve que faltar a clases, no teniendo ningún dispositivo tecnológico que me permitiera comunicarme con mi maestra, tuve que resignarme a rendir todo ahora, en enero.
Pero.... Volviendo a mi asunto. ¿Tan grave sería agregar a un desconocido? No, claro que no. Al menos no si no doy información personal... ¿Que es lo grave que podría pasar? Además el chico parecía ser gentil, tenía que agregarlo.
Cuando lo hice no tardó más de veinte segundos en enviarme una invitación para unirme a su sala.
-¿Hola? -hablo-.
-Hola -respondi suave-.
-¿Porque te tardaste tanto en aceptarme? Comenze a pensar que no lo harías...
-Es-esta en el baño -tartamudee-.
-Entiendo, las cenas navideñas no suelen caer del todo bien -rió, su risa sonaba suave, era perfecta para utilizarla como canción de cuna. Sin embargo, al darme cuenta de su comentario me sonroje, decir que estaba en el baño no era la mejor opción sabiendo que tarde quince minutos en aceptarlo-.
-N-no y-yo no quise decir eso -estaba nerviosa-.
-No te preocupes... -calmo su risa-.
-No estába en el baño relamente solo... Considerando si agregarte o no.
-¿Tienes tú lista de amigos llena? -pregunto-.
-No... Al contrario. Es más por un tema de seguridad.
-Creo que comprendo. ¿Cómo me dijiste que te llamabas?.
-T/n.
-¿Apellido?.
-¿Porque quieres saber eso? -pregunte exaltada-.
-Lo siento... No quiero secuestrarte o algo por el estilo, tranquila.
-Ajam -asenti sarcástica- Si me quisieras secuestrar no me lo dirías genio.
-Parece que no tienes un buen carácter -volvio a reír, no lo niego, me gustaba, su risa de alguna manera me tranquilizaba-.
-Tienes una risa muy bonita.
-Gracias... Prefiero reír a que tener tu carácter -rió-.
-Oye, estás sonando grosero.
-Lo siento, lo siento, solo quería hacerte reír.
-Pues no lo has logrado.
-Bueno, perdón. Tu me hiciste reír, creí que está noche sería la peor de todas pero... Te eh encontrado.
-¿Porque sería la peor noche? Es navidad -afirme-.
-Si, pero en mi caso siquiera en las navidades mi familia puede comportarse normal... Tampoco los que me rodean, es difícil ser yo.
-Sinceramente, no te entiendo porque no conozco tu vida personal, pero anímate, no creo que sea tan grave -o en realidad si creía que podía ser grave ¿Quien estaría mal cuando es navidad?-.
-Gracias... ¿Jugamos?.
-Si, si claro -volvi a mi-.
Estuvimos jugando, era divertido, en especial cuando yo me enfadaba porque el no me protegía, se supone que era su misión, sabía que yo no servía para nada.
-Maldita sea, Talabis egoísta...
-Necesitaba esos botiquines más que tú -rió-.
-No, no es cierto, me subestimas -negue-.
-Tu misma dijiste que jugabas mal -solto- una carcajada- De seguro que si te daba los botiquines a ti perdimos.
-¡Perdimos igual!.
-Pero duramos un poco más -rió- Animate, tal vez la próxima la ganamos-.
Blake Talabis
Estaba jugando con la chica que acababa de conocer, era agradable sin duda. Había alegrado mi noche, si no hubiese sido por ella tal vez me hubiese ido a dormir con mis ojos hinchados y las lágrimas secas en mis mejillas, pero no, me había echo reír.
Estábamos por la séptima partida mas o menos cuando notamos como otra persona también hablaba, nos quedamos callados para luego reir, su voz era gruesa, como de un adolescente en plena pubertad.
-¡Por dios que asco! ¿Como una persona puede jugar tan mal? Por eso estoy en contra de que las mujeres tengan este tipo de videojuegos ¡Solo los arruinan! -sabia perfectamente que se refería a T/n-.
-¿Que dijiste? -pregunté, había escuchado perfectamente su comentario, pero era demasiado 2010 para ser real-.
-Eso, lo que escuchaste, esta chica ni ninguna otra tienen derecho de jugar a esto, no si van a jugar así.
-Eres un bestia... Ella podrá mejorar su nivel en el juego pero... Por dios, tu cerebro jamás estará a un nivel razonable como para vivir en la sociedad de hoy en día así que mejor que vuelvas a los años cincuenta y no te molestes en regresar.
-¿Sabes que no dejaras de ser virgen por hacer ese comentario cierto?.
-Eres un imbécil, ¿Quien carajos te crees? ¿Acaso no tienes madre? ¿No conoces los valores? ¿Que es lo que te pasa? Soy una mujer... Tal como tu madre, tu abuela, no merezco que me trates así -esta vez hablo ella-.
-¿Porque no mejor te callas? Estamos hablando los hombres, siéntate y escucha linda.
-Vete al carajo, encerio, quédate con tu estúpido juego de mierda, sabes, no es mi culpa que tu vida sexual este lo suficientemente inactiva como para que estés ahora, ¡A LAS 6AM! ¡Sentado en tu maldita cama insultandome por ser mujer!
¡Idiota, pudrete!.Wow... Eso fue.... Wow. De inmediato ella se desconectó y sinceramente por la forma en que se lo tomó, dudo mucho que vuelva a conectarse, lo cual no me ponía feliz en lo absoluto... La chicae caía bien y quería seguir jugando con ella.
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𝑬𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒗𝒊𝒅𝒆𝒐𝒋𝒖𝒆𝒈𝒐𝒔 - Blake talabis y tú
RandomT/n, una adolescente de familia humilde pero inteligente, recibe su primer objeto tecnológico propio. Este le permitirá conocer a alguien y quiza más adelante... enamorarse. Tal vez no haber obedecido a su madre no estaba del todo mal.