Capitulo 22 - Con otros ojos

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Una semana después (8 de febrero)

(Disculpen si las fechas no coinciden).

T/n T/a

Empezé el día bien, exceptuando que tengo que asistir a la escuela, pero.. ese es otro tema. Hoy Blake dijo que en la tarde estaría libre y que quería verme. Me emociona saber que si le interesó. Luego de enterarme de su pequeño misterio y de recibir las críticas de miles de chiquillas obsesionadas, pensé que tal vez no volvería a hablarme. Porque justamente no entendía. De las millones de chicas que lo idolatran y están enamoradas de el... ¿Porque me eligiria a mi? Siendo que de esas millones, de seguro la mayoría era hasta el doble más bonitas que yo. Pero que hacer, supongo que soy una afortunada.

-¡Hola! -Saludo Louis mientras robaba una de las tostadas que había dejado mi madre en la mesa-.

-Louis, deja de comerte el desayuno de T/n.

-Eso -Demande señalandolo mientras bajaba las escaleras-.

-Aqui tienes el tuyo, panqueques -Dijo mi madre mientras le entregaba un plato con panqueques bañados de caramelo-.

-¡Mamá! ¡A mí no me haces panqueques! -me queje como niña pequeña-.

-¡Ja! Eso porque me quiere más a mi que a ti -dejo Louis llevándose uno de estos a la boca-.

-Esi piqui mi quiri mis a mi qui a ti -me burle- estúpido ¿Que no tienes casa? Vives comiéndote lo de la mía.

-En mi casa siquiera saben que existo.

-Ash, que pesadilla.

-¡T/n! ¡Basta! El chico te está contando que la pasa mal, se más considerada.

-Como sea -rodee los ojos- ¿Vamos? -Levante una ceja-.

-Si -respondio Louis con la boca llena-.

-Eres un asco -reí-.

Louis se volvió súper amable conmigo y yo, como a todos, le tome confianza rápido. Pero a EL no a su familia. En cambio, el, entra a mi casa como si de la suya se tratara. Saluda a mi madre y le pregunta que cenaremos esa noche ¡Aveces siquiera lo invito!. Yo no eh conocido a su familia aún. Pero supongo que como el dice, no deben saber de su existencia.

-Llegamos -suspiro cuando llegamos a la escuela, echándose en el asiento-.

-Bien, bajemos entonces -abri la puerta para bajar-.

-¡Espera! T/n -Llamo mi atención sin mirarme- haciendo que yo entrará nuevamente al coche-.

-¿Si? -arquee una ceja-.

-Iras... ¿A la fiesta de hoy? La de Martina.

-Ah, cierto, lo había olvidado. Lo dudo, esas fiestas no son para mí.

-¿Quien mierda te dijo eso? Porque si lo dices porque Cameron lo decía, entonces estás equivocada.

-Dios Louis... El tiene razón -suspire- no pertenezco a ese grupo.

-Pero no paras de pensar en el ¡Carajo! Sal y diviértete. Nunca fuiste a una fiesta y dices saber que no son para ti... T/n, te complicas la vida sola y eres muy pequeña aún.

-Callaté, odio que me digan pequeña, chiquita, enana, inmadura, me hace acordar a... Olvídalo.

-A cuando te lo decíamos el año pasado -dio una risa sarcástica- No has cambiado nada eh -giro su cabeza para verme y me sonrió- Sigues siendo la misma pequeña, solo que ahora me traes loco -volvio a ver hacia enfrente-.

-Loco... ¿Cómo puede ser que sigo siendo la misma? Digo, ya no me odias. Si fuese la misma estarías ahora tirando mis cuadernos al suelo o tomando mi almuerzo.

-Es que me gusta como cocina tu madre -rió y se quedó un rato en silencio antes de volver a hablar- te veo con otros ojos... Eres hermosa T/n, joder que lo eres. No solo físicamente, eres una persona increíble... Todo de ti lo es.

-¿Con otros ojos?.

-Jamas me interese en conócerte. Solo seguía las órdenes de Martina, Amanda y cuántas otras más. No entendía que lo único que ellas tenían contra ti era... Envidia. Porque eres perfecta, siempre lo fuiste, pero para aquel entonces, yo estaba cegado.

-Fuiste un bonito idiota, Louis.

-Lo sé, lo sé.

-Estaba perdidamente enamorada de ti -reí por lo bajo- me hiciste tanto daño. Porque... A pesar de que día a día me lastimabas con tus palabras, si me hubieses pedido para salir, habría aceptado sin siquiera pensarlo, era una estúpida.

-Estoy tan arrepentido. Las cosas que te decía, La manera en la que te trataba, todo en mi estaba mal... Todo en mi está mal. Era una manera de desquitarme contigo, siendo que tú podrías haberme escuchado.

-¿Haber escuchado que?.

-T/n -suspiro- no es que en mi casa no me den atención. Mis padres trabajan, la mayor parte del tiempo. Mi padre es un ebrio y mi madre está cegada o... Asustada. Pocas veces se ven, pero cuando están en casa... -cerro sus ojos- ellos pelean, pelean mucho. El le pega y ella no se defiende, no puede. Aveces intento detenerlo pero termina golpeandome a mi.

-Dios Lou, eso es horrible.

-Desde siempre es así -abrio sus ojos y dejo resbalar una lágrima- Estoy tan enfadado con mi madre. Verla sufrir y no hacer nada por ella... Por mi... Por nosotros. Es ella quien hace las compras, quien trabaja más tiempo, quien cocina, quien limpia, quien se encarga de mis estudios... Ella es todo, pero decide quedarse en esa casa, con ese loco y no marcharse, no hacer algo por su bien.

-Tienes que hablarle Lou -lo abraze- Tal vez ella tiene miedo por lo que tú puedas pensar o por como tú puedas sentirte.

-Si, pero también me cómo el me lastima, no es estúpida y yo tampoco, T/n.

-Tranquilo, lo solucionaras, tienes que hablarle -acaricie su cabello-.

-Lo intentaré.

-Bien, entremos.

Entramos juntos, pero el se fue al baño para lavarse la cara. Yo tome mi primera clase, la cual fue normal.

A la hora del desayuno debíamos comer bien, porque la siguiente clase era gimnasia y me tocaba cambiarme el uniforme.

Metí el sándwich a mi boca y tome un poco de jugo. Metí lo que sobró en mi casillero y saque mi conjunto de uniforme blanco que consistía en un jogging y una remera.

Me cambié rápidamente, cepille un poco mi cabello y coloque algo de brillo labial que hiciera resaltar mis labios.

Entre un poco tarde a la clase porque siempre creía que debía verme presentable antes de comenzar. No por nadie, sino porque así me gustaba a mi.

El entrenador había dictado que corramos cinco minutos por alrededor de las canchas, lo cual para mí no era problema, porque el jamás se quedaba viéndonos, asi que así yo trotará, caminara o incluso gatera daba igual, mientras no llegue última, porque a este que último llegará, se le sumaban no minutos, sino dos vueltas más.

Estaba un poco cansada y ya iba por la segunda vuelta cuando siento que alguien me abraza por detrás, más específicamente, por la cadera. Por el rabillo del ojo percibo ver quién es.

-¡¿Cameron?! ¡Suéltame! -me separó de su agarré-.

𝑬𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒗𝒊𝒅𝒆𝒐𝒋𝒖𝒆𝒈𝒐𝒔 - Blake talabis y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora