Los encantos de George Weasley (Fanfic +18)

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Primer día

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-¡Mierda, mierda!

Olympe maldijo cuando tropezó sobre la calle causando que sus libros y carpetas cayeran al suelo junto con ella.

Llegaba tarde a su primer día de trabajo, ni siquiera había podido conocer Londres. Solamente había ido una sola vez cuando su prima Fleur se casó con Bill Weasley.

Recordaba perfectamente la boda ya que, días antes, su ex novio le envío una carta terminando su relación y contándole que se casaría con alguien más.

¿Que horrible no?

Desde entonces, Olympe no había tenido novios. Ni siquiera se había dado la oportunidad de conocer a alguien más y eso, en parte, le generaba frustración.

Su hermana menor, Prissy, ya estaba buscando un esposo. Sus primas mantenían relaciones estables pero ella nada...Permanecía soltera.

Su madre le insistía una y otra vez que se tomara un momento para ella, para conocer a alguien. Quizás así encontraría al amor.

Pero Olympe se negaba.

Se negaba a perderse en ese mundo de fantasía.

Recogió sus cosas con rapidéz sintiéndose avergonzada por caer de esa manera tan torpe. Estaba tan distraída...

Miró a su alrededor acomodando su falda y su camisa blanca. Vestía elegante, tal y como lo haría una persona que trabaja en el Ministerio de Magia. Pasó las manos por su cabello, colocando detrás de su oreja los mechones despeinados por la caída.

Después de eso, se marchó a su trabajo regañandose a si misma por permitirse dormir unos minutos más.

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Desde la tienda de bromas ubicada en el N° 93 del Callejón Diagon, Fred Weasley reía a carcajadas desde la ventana.

Aún era temprano, bastante temprano. Los clientes solían llegar un poco más tarde, casi siempre a la misma hora, llenando la tienda por completo.

Muchos de esos clientes eran niños que buscaban hacer travesuras como algo típico de ellos, o personas adultas que revivían su infancia a través de bromas inocentes.

Es por eso que los gemelos amaban su trabajo. Se basaba en hacer reír a las personas.

George sacaba unas cajas del sótano de la tienda, eran nuevos productos que ya requerían ser ubicados en las estanterías de la tienda. El gemelo menor frunció el ceño al escuchar las risas de su gemelo.

-¿De que te ríes?-preguntó curioso.

Fred despegó sus ojos de la ventana por un segundo y miró a su hermano riendo para luego volver a mirar hacia afuera.

-Esa chica se ha caído-señaló al exterior de la tienda indicándole a su hermano.

George se acercó rápidamente a la ventana y soltó una carcajada al ver a la joven rubia ponerse de pie nerviosa mientras acomodaba su cabello y su falda.

La pobre muchacha se había tropezado de una forma tan torpe...

Desde aquella ventana, ambos gemelos tenían una perfecta visión del trasero de la rubia. George escaneó con sus ojos el cuerpo de la desconocida.

Era rubia, alta y con una buena figura...sin dudas, atractiva.

George miró a su hermano para ver su reacción, pero el gemelo seguía riendo por la torpeza de esa joven. George negó con la cabeza divertido.