Los encantos de George Weasley (Fanfic +18)

CINCUENTA Y DOS

Sacando fortaleza

Había pasado un mes...

Un mes desde que ellos habían perdido a su bebé.

Olympe y George estaban mejorando, al menos ella ya no lloraba y había puesto su cabeza en algo que solía hacerle bien.

Un nuevo proyecto.

Olympe se había percatado que casi todos los puestos para jefe del Ministerio eran ocupados por hombres, cosa que llamó la atención de la rubia.

Un día, hablando con Hermione, llegaron a la conclusión de que quizás sería bueno proponer que las mujeres pudieran acceder a puestos más altos y tener la oportunidad de luchar en igualdad con los hombres para obtenerlos.

¿Era increíble no?

Ella estaba más feliz, quizás no como lo era antes de perder a su hijo pero poco a poco, Olympe comenzaba a mejorar volviendo a relacionarse con los demás.

Las dos primeras semanas se las había pasado sólo con George sin querer ver a nadie más.

Por su parte, George también estaba mejor.

Él seguía trabajando en la tienda y ahora se encontraba realizándole un juicio a Vanessa por el dinero que le había pedido anteriormente. También, Vanessa había sido demandada por él y por Olympe ante el hecho de haber agredido a la rubia empujándola por las escaleras causando que su novia perdiera el bebé.

En Sortilegios Weasley todo marchaba de maravilla. Los gemelos habían ganado mucho más dinero últimamente y eso hacia que ellos tuvieron que trabajar un poco más.

George agradecía eso ya que necesitaba entretener la cabeza en otra cosa.

Había algo que aún no ocurría entre la pareja...

Ellos todavía no tenían sexo.

Cada vez que George intentaba acercarse en ese sentido a Olympe, ella comenzaba a llorar diciéndole que aún no estaba lista para volver a hacerlo. George la entendía.

Él también había pasado un tiempo sin desear tener relaciones sexuales después de lo que ambos habían vivido.

Aún así, ellos estaban bien. Que hayan perdido a su bebé no era algo agradable pero había fortalecido mucho más el vínculo que tenían, la confianza y el apoyo mutuo.

Había comenzado a hacer calor. El verano había empezado en Londres y los días eran soleados aunque las lluvias eran habituales y durante las mañanas y las noches, solía refrescar bastante.

George y Olympe se encontraban durmiendo plácidamente cuando el pelirrojo abrió sus ojos de golpe sintiendo una ola de calor sobre su cuerpo a la par de que su erección apretaba con fuerza sus boxers.

Él se movió un poco para no despertar a Olympe. Cuando miró su erección soltó un suspiro de frustración.

—Maldición...

Últimamente, sus erecciones eran más seguidas ante el hecho de que no tenía sexo. En más de una ocasión, él tuvo que irse al baño para poder resolver su problema solo.

Olympe se movió un poco cuando sintió a George respirar agitadamente. Ella abrió sus ojos lentamente y pasó una mano por su rostro para despejar el sueño.

—¿Georgie? ¿Que tienes?—preguntó la rubia aún adormilada.

George se separó un poco más y cubrió su erección con las sábanas. Olympe frunció el ceño y miró a su novio esperando una respuesta.