CUARENTA Y DOS

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La mujer de su vida

George se dejó caer sobre el sofá del apartamento de Olympe. Sintió las pisadas de Coco acercándose a él para recibirlo.

Él solo quería llorar.

Había tenido un largo día de trabajo y se la pasó completamente irritado y angustiado por la noticia que había recibido.

Nueve...

Nueve fueron los test de embarazo muggle que Vanessa se hizo.

Fueron a tres hospitales muggles en Londres y también le confirmaron que ella estaba embarazada.

Y San Mungo…el resultado fue positivo.

Él sería padre.

—Coco ven aquí...¿tienes hambre?—dijo el pelirrojo hablándole a la mascota.

Coco simplemente lo miró y se enredó entre sus piernas intentando consolar a su dueño.

—Mamá volverá pronto—le dijo al cachorro.

George tomó a Coco y lo colocó en sus piernas comenzando a acariciarlo. Su único consuelo era abrazar a Coco.

Sin darse cuenta, ya estaba llorando de nuevo.

Lágrimas bajaron por sus mejillas y rápidamente se las limpió soltando un suspiro de resignación.

Ahora tenía que ser un buen padre.

Una nueva inquietud le surgió.

¿Que diablos le diría a sus padres?

Molly morirá de un infarto. Su padre lo regañara…

Y sus hermanos…sabían todo sobre Vanessa y la detestaban.

Sólo deseaba estar con Olympe, ella siempre sabía hacerlo sentir bien, ella siempre estaba para él y lo entendía completamente.

Como si fuera que él la invocó, la puerta del apartamento se abrió de golpe dejando ver a la rubia con su bolso en mano.

—Olympe—murmuró George mirándola.

Ella se veía agotada, muy muy cansada.

Sus ojos brillaron al ver a Olympe. Ella dejó el bolso sobre la mesa y cerró la puerta mirándolo expectante.

—Georgie…

Coco saltó de las piernas de George y corrió hacia Olympe. Ella se agachó rápidamente para abrazar a su hijo, como así le decía, mientras miraba al pelirrojo.

George inhaló aire repitiéndose a si mismo que debía ser fuerte.

—Es cierto, seré padre Olympe—soltó ahogando un llanto.

Olympe parpadeó abriendo su boca completan anonadada. Él esperó que ella se dirigiera hacia la habitación completamente enfadada.

Pero no.

Ella se acercó a él y tomó asiento junto a él para luego abrazarlo con fuerza.

George se dejó caer en los brazos de su amada sin poder dejar de lagrimear.

—Perdóname, no te mereces esto—dijo el pelirrojo en el pecho de Olympe—. No mereces pasar por todo esto, te mereces muchísimo más y no quiero seguir haciéndote daño.

Olympe dejó escapar una lágrima y tomó por las mejillas a su novio mirándolo a los ojos.

La culpa, tristeza y arrepentimiento ocuparon lugar en los ojos humedecidos de George. Ella simplemente le dió un beso en la mejilla.

Los encantos de George Weasley (Fanfic +18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora