Los encantos de George Weasley (Fanfic +18)

VEINTE

Visita inesperada

Lucrecia Delacour miraba a la pareja sentada en el sofá con los ojos y boca abiertos totalmente perpleja. Olympe aguantaba una risita traviesa, era una situación incómoda pero le parecía divertido.

Jamás pensó que se encontraría en esa posición.

George no podía creer que la rubia se riera aún teniendo a su madre molesta frente a ella. Él estaba pálido y horrorizado.

—¡Olympe no te rías!—exclamó Lucrecia ofendida.

Prissy ahogó una risa detrás de su madre sin poder dejar de burlarse de la situación.

—Lo siento mamá—se disculpó Olympe volviendo a ponerse seria.

George apretó su mano apegándose a ella. Olympe se aferró al cuerpo de George aguantando la risa.

—Olympe…cómo se te ocurre...—suspiró estresada cubriendo su rostro incómoda—. Cómo puedes estar teniendo relaciones sexuales de esa forma tan...¡Y en la sala!.

—Ya mamá, éste es su apartamento y puede hacerlo donde quiere—dijo Prissy en un intento de calmar a su madre.

Lucrecia giró hacia su hija menor quien bajó la mirada rápidamente reprimiendo una risa. La mujer mayor suspiró y negó con la cabeza.

—Sé que éste es tu apartamento y lamento aparecerme de esta forma hija pero...—le habló a Olympe—. Ni una carta, ni un vociferador...¡Nada! He tenido que venir a ver si mi hija mayor estaba viva todavía y si…—miró a George quien se removió incómodo en el sofá—. Y con compañía además.

George miró a Olympe un poco incómodo. No sabía si saludar a la mujer o si mantenerse en silencio.

—Lo siento mamá, tienes razón—se disculpó la rubia poniéndose de pie y acercándose a su madre—. He estado muy ocupada.

Lucrecia miró a su hija de arriba a abajo notando lo diferente que estaba en tan poco tiempo. Olympe se veía más alegre, más divertida, más viva.

Sus ojos se trasladaron al pelirrojo nervioso en el sofá. Le dió una sonrisa tranquilizadora.

—George cariño, es bueno verte aunque un poco extraño en estás circunstancias…—dijo un poco incómoda pero amable—. ¿Cómo está tu familia?.

George abrió sus ojos un poco sorprendido y tragó saliva antes de hablar.

—Mi familia está bien, muy bien por suerte—le sonrió—. Por cierto...,lamento que tuviera que ver...ya sabe, eso.

Lucrecia elevó una ceja.

—¿Que cosa? ¿Como mantenías relaciones sexuales con mi hija?—dijo obvia con la expresión seria.

Prissy estaba roja de la risa. Había estado escuchando toda la conversación y le parecía algo demasiado divertido.

Olympe era la hija correcta, la responsable, la íntegra, la elegante. Siempre solía ser muy cuidadosa con todo lo que hacía y se preocupaba por no romper las reglas jamás.

Aún así, la rubia tenía carácter y se enfrentaba a cualquiera que intentara dirigir su vida.

George estaba rojo de la vergüenza y la incomodidad. Totalmente nervioso.

En su cabeza, el pelirrojo no paraba de pensar que esa había sido una mala impresión para Lucrecia Delacour.

¡Ella los encontró teniendo sexo!