Tenemos que hablar
Dos días después de la navidad, Olympe se estremecía en su cama por el frío. Era uno de los días más fríos en Londres.
Ella se aferró a sus sábanas y al cuerpo masculino a su lado. Él la envolvió en sus brazos recostando la cabeza de ella contra su pecho.
—¿Tienes frío?—preguntó el pelirrojo un poco adormilado.
Ella asintió con la cabeza y los ojos aún cerrados, abrazando más al chico junto a ella.
George tomó, con cuidado de no respetar a la rubia, su varita que había dejado sobre la mesita de noche, y lanzó un hechizo de calefacción sobre la habitación.
Olympe abrió sus ojos lentamente encontrando a George con los ojos aún adormilados y los labios unidos en una línea. Él estaba despeinado y con el pecho descubierto usando solamente su ropa interior que no se veía por las sábanas blancas que cubrían los cuerpos de ambos.
Ella tenía un camisón/pijama transparente que solía ser muy cómodo para dormir.
—¿Te desperté?—preguntó él jugando con el cabello rubio y despeinado de Olympe.
Él se detuvo a analizar los rasgos de la rubia. Sus ojos azules aún seguían teniendo rastros de sueño, sus labios rosados unidos en una línea recta y sus mejillas comenzando a ponerse rojas por el calor que le brindaba su cuerpo, las mantas y la calefacción.
—No fuiste tú, fue el frío—contestó ella en voz baja apoyando su mano en el pecho de George y comenzando a dibujar círculos imaginarios sobre él.
Él adoraba verla de esa forma. Tan serena, tan natural, tan sensual sin que ella tratara de hacerlo.
George pensaba que Olympe era sensual por si misma. Desde el primer día que la vió caerse afuera de su tienda lo pensó.
—¿Que hora es?—preguntó la rubia comenzando a incorporarse en la cama para ver el reloj en la mesita de su lado de la cama.
Eran las seis a.m.
—Es temprano todavía Oly...no tienes que ir al Ministerio hasta las diez—le recordó él mirándola sentarse en la cama.
El camisón de Olympe resaltaba su figura y al ser transparente, se veía que ella no tenía ropa interior. Estaba desnuda.
—Lo sé, sólo quería asegurarme de que no sea muy tarde—contestó ella peinando con sus dedos su cabello.
George pensó que se veía tierna.
—No lo es Oly, puedes volver a acostarte conmigo y darme calor—dijo él acariciando la cintura de la rubia.
Ella soltó una risita risueña y volvió a acostarse junto al pelirrojo. Él la envolvió en sus brazos mientras que ella enredó sus piernas en las caderas de él como un koala. George comenzó a acariciar la espalda de Olympe.
Olympe no podía sentirse más relajada.
Cuando regresó a casa, después de pasar la navidad en la Madriguera, se tomó su tiempo para perfeccionar detalles de su proyecto para la protección de mujeres y niñas.
Se le había ocurrido la idea de que podrían poner aurores altamente calificados, en cada parte de la ciudad, para que la seguridad en el mundo mágico pueda asegurarse.
Ella conversó con Harry al respecto durante su reunión en la Madriguera. Él apoyaba completamente su idea y le comentó que sería bueno plantearlo más a fondo.
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Los encantos de George Weasley (Fanfic +18)
FanfictionADVERTENCIA: Obscenidad. Fanfiction +18 (Esta historia tiene contenido sexual, vulgar y violencia). Leer bajo su responsabilidad. La historia transcurre cinco años después de la Segunda Guerra Mágica. Fred sigue vivo en este universo alternativo. P...