EPÍLOGO

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Olympe abrió lentamente sus ojos sintiendo el frío estremecer su piel debajo de las sábanas y mantas. Ella se aferró más al calor que le brindaba el cuerpo del pelirrojo a su lado. 

–Me hace frío–dijo ella adormilada. 

George ya había despertado y mucho más acalorado de lo normal. Él besó la frente de su esposa para luego descender sus besos hasta las mejillas y labios de Olympe. 

Ella reaccionó cuando sintió como George se incorporaba en la cama para posicionarse arriba de ella entre sus piernas. Suspiró aún adormilada cuando él besó su cuello y clavícula. 

–Oly–susurró George igual de adormilado besándola en el cuello–. Estoy muy caliente…

Olympe terminó de despertarse por completo y enredó más sus piernas sobre las caderas de George. Gimió cuando sintió la enorme erección que tenía el pelirrojo.  

Él comenzó a besarla para luego levantar lentamente el camisón de seda que ella usaba para dormir.

–Tenemos que llevar a los niños a la estación–le recordó Olympe entre suspiros y una sonrisa de placer.

George no se detuvo al ver que ella disfrutaba de sus caricias.

–Aún es temprano, siguen durmiendo–dijo coqueto–. ¿No quieres tu también?. 

Ella gimió y asintió con la cabeza sin poder aguantar más sus ganas de tener intimidad con George. 

El pelirrojo, al ver que su esposa le dijo que si, se bajó rápidamente sus pantalones y su ropa interior mientras ella decidía quitarse el camisón que era lo único que utilizaba.

Los besos de George eran algo desesperados y ella los correspondió con deseo mientras arqueada levemente su espalda al sentir su erección sobre su intimidad. 

–Hazlo ya, amor–suplicó Olympe seductora acariciando la espalda y hombros de él. 

George se acomodó en su entrada sabiendo perfectamente que ella estaba lo suficientemente lubricada. Cuando estaba a punto de hacerlo, un ruido detrás de la puerta se escuchó. 

–¡Te dije que no tocaras mis cosas, Fred!

–¡Eres una aburrida, Isabelle!

George y Olympe se miraron con fastidio y él soltó un gruñido malhumorado. 

Quizás en otro momento…

–¡No deberían jugar arriba de la mesa!–exclamó exhaltada Sophie, la menor–. ¡Bruno te fracturarás la mano de nuevo y papá ya no festejará!.

Mientras Olympe se colocaba rápidamente una vieja camiseta del pelirrojo y los típicos pantalones morados y bastante cómodos, él volvió a suspirar también cambiándose de ropa a las apuradas. 

–Por supuesto que no festejaré esta vez–murmuró George. 

–¡Yo no soy Bruno! ¡Soy Phillipe, tonta!.

Olympe soltó una carcajada y se aseguró de que todo estuviera en orden antes de abrir la puerta. George le hizo un gesto de que ya podía abrir y rápidamente ambos salieron a ver que estaba ocurriendo con sus revoltosos hijos.

En cuanto se encontraron en la sala, Olympe caminó a la cocina y con su varita preparó rápidamente el desayuno. 

George, por su parte, soltó un silbido causando que todos los niños se colocaran en fila de menor a mayor. 

Fred, Isabelle, Bruno, Phillipe, Sophia.
 
Todos parecían molestos y fastidiados, desde el otro lado de la cocina, Olympe reía al ver como George se preparaba para regañar a los niños. 

Los encantos de George Weasley (Fanfic +18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora