Los encantos de George Weasley (Fanfic +18)

SESENTA Y DOS

Vestidos de novia, trajes y secretos

Olympe soltó un suspiro al encontrarse frente a la tienda de vestidos de novia.

Sentía pánico.

Jamás en su vida había pensado en que tendría que elegir un vestido, es decir, ella creía que nunca se casaría.

Había visto a Ginny y a Hermione elegir vestido y sinceramente se había estresado demasiado con todo lo de la boda.

Inhaló aire cerrando los ojos por unos segundos para calmarse, había estado a mil por hora durante todo el día. Tenía que parar.

O quizás no.

–¿¡Como está la novia!?.

Olympe miró a su alrededor abriendo los ojos, no sabía en que momento Ginny, Prissy, Hermione, Fleur y Grace habían aparecido para ayudarla a escoger su vestido.

Ella frunció el ceño.

–Esperen…falta alguien–murmuró Olympe mirando al grupo de chicas.

Prissy carcajeó.

–Exacto–dijo la menor–. Ahí vienen.

La hermana mayor se dió la vuelta sobre sus pies para mirar a las dos mujeres que se acercaban emocionadas mientras reían y hablaban entre ellas.

Lucrecia y Molly.

–¡Hija hija!–chilló Lucrecia alegre acercándose a Olympe.

Olympe miró a su hermana pidiendo auxilio. Prissy dió un paso hacia atrás.

Maldita Prissy…

Lucrecia corrió hasta los brazos de su hija mayor para envolverla en un fuerte abrazo emotivo. Olympe soltó una risa nerviosa.

–Ya mamá, la estas asfixiando–dio Prissy apareciendo en ayuda de su hermana.

Olympe sólo pensaba una cosa.

Ya te tocará Prissy, ya te tocará.

La mayor de las Delacour soltó a Olympe dejando que la pelirroja a su lado pudiera abrazarla. Molly no podía sentirse más feliz de que su hijo hubiera conseguido a la mujer ideal.

Una mujer hermosa, inteligente, fuerte, trabajadora y sobre todo, que amaba a George por encima de todo.

–Todavía no puedo creerlo cariño–lloró Molly en brazos de Olympe.

Olympe tenía las hormonas a mil.

Iba a llorar en cualquier momento. Odiaba este tipo de momentos emotivos pero aún así, no podía negarse.

No podía ni siquiera creer que sería su boda. Su boda…

Que feliz estaba de casarse con George.

Él lo era todo.

–Ni yo–confesó ella soltando una risa alegre.

Molly soltó a Olympe y con todos los nervios del mundo, entraron a la enorme tienda a la que ya habían ido más de una vez.

Sólo que para Olympe era diferente.

Era diferente porque la que usaría un vestido de novia sería ella.

La puerta de la tienda se abrió y la campanilla sonó llamando la atención de la vendedora, quien ya conocía perfectamente al grupo de chicas.

Era imposible no recordarlas. Las dos veces que fueron hablaban y hablaban de lo idiotas que eran sus novios o esposos.