VEINTIDÓS

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Perdiendo la razón


Antoine había sido su novio por años. Ella lo conoció cuando ambos tenían tan solo catorce años,eran compañeros en Beauxbatons y pasaron años juntos hasta que Olympe cumplió diecinueve.

Antoine le había dicho a Olympe que se casaría con ella algún día.

Cuando Olympe viajó a Londres para la boda de su prima Fleur con Bill Weasley, la rubia recibió una carta de su novio en la que él daba por terminada su relación y le informaba que se casaría con alguien más.

Olympe regresa a Francia en busca de explicaciones por parte de Antoine pero él se rehúsa a dárselas y solamente le dice que ya no siente lo mismo por ella. Le dice que ya no la ama.

Así fue que la rubia se vió obligada a salir adelante por si sola después de una relación fallida de la que muchos creían que Olympe y Antoine se casarían.

Olympe pensaba ahora que eso era una estupidez.

Ella estudió, se preparó, nutrió su mente de conocimientos y, poco a poco, escaló más alto hasta llegar a tener un puesto en el Ministerio de Magia Británico. De un día al otro encontró una gran amiga y también una persona especial.

George...

Olympe no necesitaba de nada más.

—Antoine…—reaccionó la rubia—. ¿Que haces aquí?

Olympe se percató de los cambios físicos de Antoine. Habían pasado años desde la última vez que lo vió, sus facciones eran más marcadas, sus brazos estaban trabajados, su postura recta y la elegancia que tanto lo caracterizaba.

Antoine era rubio, alto aunque no tanto como George, tenía los ojos negros y una linda sonrisa.

—Tu madre invitó a mi madre—respondió Antoine y se detuvo a mirar mejor a la rubia.

Ella estaba muy diferente. Era toda una mujer a comparación de la última vez que la vió.

Y era algo obvio, ella tenía veinticuatro años ya.

—Bien por ti—dijo con una sonrisa incómoda a punto de marcharse.

Olympe no llegó a dar dos pasos cuando chocó contra el pecho de Antoine impidiéndole el paso. Frunció el ceño un poco irritada y se soltó de su agarre alejándose de él.

—Olympe…pensé que ya no estarías enojada conmigo—dijo él suspirando—. Han pasado años...

—¿Dónde está tu esposa?—preguntó fría cruzándose de brazos firmemente.

—En casa, estaba un poco cansada—explicó un poco incómodo—. ¿Podemos hablar? Te he visto en los periódicos y revisas, estás increíble y creo que…

Olympe se tensó y cerró los ojos conteniendo las ganas de golpearlo. Tenía su ira contenida desde hace años.

—Detente Antoine, no me interesa lo que opines—lo cortó la rubia—. Permiso, debo ir con mi mamá.

Antoine no pudo responder y se quedó de pie observando a Olympe marcharse para reencontrarse con su madre. Él la vió completamente diferente a como la conoció.

Ella estaba increíblemente preciosa.

Mordió su labio mirando las caderas de la rubia moverse de un lado a otro con elegancia y delicadeza. Ella era seductora sin intención de serlo.

Olympe tenía un brillo especial que él jamás vió en ella. Uno que demostraba lo feliz que era la chica.

Se preguntó a si mismo si es que Olympe tenía novio o quizás, esposo.

Los encantos de George Weasley (Fanfic +18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora