TREINTA Y TRES

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Juntos

Olympe se removió incómoda en su asiento por tercera vez en lo que iban de la cena.

Llevaba conversando un largo tiempo con Dimitri más que con Antoine. El rubio se mostraba muy poco interesado.

Eso molestó a la rubia.

—Señor Bernard, quisiera saber su opinión sobre lo que le estoy planteando—pidió cortésmente.

Antoine elevó una ceja y suspiró.

—Es un proyecto increíble, señorita Delacour—empezó a decir—. Creo que será bien recibido en Francia si usted está dispuesta a poner empeño.

Olympe parpadeó confundida.

¿Empeño? ¿De que diablos estaba hablando?

—¿A qué se refiere?—preguntó la rubia.

Antoine sonrió ampliamente y de forma descarada.

—Creo que si implementamos este proyecto, lo haremos con mucho éxito siempre y cuando usted esté en Francia dispuesta a verificar los avances…—explicó el rubio.

La expresión de Olympe cambió totalmente. Sabía de qué estaba hablando a la perfección.

Básicamente Antoine le estaba diciendo que ella debía regresar a Francia.

—Eso no es posible...yo formo parte del Ministerio Británico y no puedo ir a Francia ahora que mi residencia permanente está aquí—contestó Olympe conteniendo la molestia en su voz.

—Entonces creo que el proyecto no podrá llegar a Francia...—murmuró Antoine con un falso tono de voz triste, para luego beber de su copa.

Olympe lo golpearía si no fuera porque se encontraba en un restaurante, no sólo con Antoine, sino también con el Jefe del departamento de Seguridad Mágica de Bulgaria.

—No creo que sea necesaria la presencia de la señorita Delacour en Francia, señor Bernard—habló Dimitri—. Tengo contactos en Francia que pueden verificar el proyecto y ponerlo en pie.

Olympe sonrió.

—Me parece una idea espectacular—comentó la rubia.

Antoine estaba tenso y un poco frustrado.

Él no quería dejar ir a Olympe... él pensaba que ella debía ser suya de nuevo.

Habían pasado muchos años en una relación pero con el paso el tiempo, Antoine estaba aburrido de lo mismo de siempre.

De un momento a otro, su familia organizó un matrimonio arreglado con Juliet Monroe, una vieja amiga de Olympe de Beauxbatons.

Antoine había llegado a sentir cosas fuertes por Juliet antes de que su relación con Olympe terminara. Cuando pasaron los años se dió cuenta de la mujer que había dejado ir.

Él no amaba a Juliet, amaba a Olympe…

Olympe siempre fue muy independiente, trabajadora y bastante astuta.

Cuando Antoine supo que Olympe se había mudado a Londres se enfureció. No quería dejarla ir.

Luego pasaron los meses y él descubrió que su ex novia estaba siendo toda una revolucionaria en el mundo mágico.

Ahí fue que Antoine buscó la forma de acercarse y lo logró cuando intercambio pocas palabras con Olympe durante la reunión organizada por Lucrecia.

Se enfadó tanto cuando Olympe lo rechazó y encontró una forma más sencilla y certera para acercarse a ella.

Él era el jefe del Departamento de Seguridad Mágica del Ministerio de Francia ¿no?

Los encantos de George Weasley (Fanfic +18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora