Los encantos de George Weasley (Fanfic +18)

TRECE

Cartas y periódicos

—¡Olympe!

La rubia se giró sobre sus pies al escuchar una voz conocida. Sonrió al ver a Percy caminando hacia ella.

—¡Percy!—exclamó abrazando el pelirrojo—. No te he visto en todo el día.

Él se separó de ella sintiendo como su corazón latía ante la dulzura de Olympe.

—He estado un poco ocupado—respondió con una sonrisa—.¿Que hay de ti?¿Vendrás a la Madriguera en navidad?

Y ahí estaba.

La pregunta que Olympe venía evitando.

No sabía que haría. Sería muy triste pasar la navidad sola en su apartamento ya que Prissy regresó a Francia con su madre.

Grace ofreció llevarla con su familia. Comentó algo de que se reunirían todos en la casa de una de las gemelas Patil, primas de la morena.

—Yo...no lo sé, es un momento familiar y no quisiera molestar—empezó a decir incómoda mirando al suelo.

Percy frunció el ceño mirándola.

—No molestas, mamá te invitó por alguna razón—aclaró el pelirrojo—. Además vendrán Harry y Hermione también. Será bueno tenerte ahí.

Olympe se dió cuenta de que Molly y Arthur tuvieron una muy buena intención al invitarla a pasar la navidad con ellos. Ella se sintió grosera al no haber contestado la invitación.

Pensó por unos segundos y soltó un suspiro.

—Está bien, iré—le dió una sonrisa a su amigo—. Llevaré pastel de manzana y unos brownies.

Percy sonrió ampliamente.

—Estupendo—dijo comenzando a caminar junto a ella—. ¿Que tienes que hacer ahora?

Olympe miró a Percy y levantó sus hombros dándole una sonrisa.

—Mi turno terminó, iba a regresar a casa—contestó.

Percy se armó de valor nuevamente repitiéndose a si mismo que no debía dejar de insistir con ella. A él le gustaba mucho Olympe.

—Yo…—se aclaró la garganta—.¿Quieres ir por un café?.

Olympe abrió sus ojos mirando a Percy sorprendida por la seguridad que mostraba el pelirrojo. Por lo general, él siempre estaba nervioso, estresado e irritado.

Aún así lo apreciaba.

Percy intentaba verse relajado y tranquilo.

—¡Claro!—exclamó sonriente la rubia—. Tu dime donde y yo te sigo.

El pelirrojo soltó un suspiro de alivio y sonrió ampliamente mirando el rostro de Olympe.

Ella usaba un labial color durazno natural que le daba color a sus labios. Percy no pudo dejar de mirarlos muriéndose de ganas por besarlos.

Ella le parecía tan sensual.

Más de una vez se fue a dormir pensando en que pasaría si la besaba.

¿Le correspondería? ¿O lo rechazaría?

—¡Percy!—gritó Olympe con su dulce voz sacando al pelirrojo de sus pensamientos.

—Lo siento lo siento—se rascó su nunca nervioso—. Sólo no he dormido bien—intentó justificarse.

Ella juntó sus cejas con expresión preocupada.